Ha fallecido Juan Fernández, un auténtico caballero del deporte y un gran campeón. Su dilatada carrera deportiva comenzó a los 16 años como jugador de hockey sobre patines, siguió como piloto de motos y en 1954 se inició como copiloto. Se puso al volante en 1957 y se retiró en 1990.
Triunfó en todas las especialidades: campeón de España de hockey, campeón de España de rallyes (3 veces), de circuitos (3), de montaña (10) y dos veces de Europa. Participó en carreras de resistencia y consiguió acabar en quinta posición las 24 Horas de Le Mans de 1973.
Siendo impresionante su palmarés no lo es menos su categoría humana, su educación y su deportividad. Muchos pilotos recuerdan cómo les enseñaba en los entrenamientos a trazar las curvas de las subidas, especialidad en la que se centró a partir de 1975 ya que sus obligaciones en las empresas familiares no le dejaban mucho tiempo libre.
Mantuvo una gran amistad con Estanislao Reverter a lo largo de los años. Recordaba Juan cómo Estanislao fue el primero que corría en rallyes con notas de los tramos y “en las dos primeras carreras de 1958 nos pegó una paliza tremenda a todos”. Después, Estanislao le enseñó a él y a los demás “carreristas” a tomar notas.
Fueron competidores muchos años pero siempre amigos. En el Rallye Costa Brava de 1969 en el que los dos corrían con sendos Porsche 911 R, ganó Reverter y Juan Fernández tuvo un fuerte accidente. Juan le pidió su Porsche para que le sirviera como referencia para arreglar el suyo y, lógicamente, se lo dejó.
Uno de sus últimos duelos fue en las 3 Horas Renault 8 TS de 1975 en el Circuito del Jarama donde equipos de 3 pilotos se turnaban en el volante. Juan y Estanislao, los grandes veteranos, coincidieron en pista y estuvieron peleando y como decía “El Mundo Deportivo”: “Demostrando en cada momento su gran calidad”.
Juan Fernández vino a la Subida de Castro de Beiro organizada por su amigo y coincidían todos los veranos en la Subida a Chantada, creada por Estanislao en 1969 y en la que colaboró siempre, echando una mano, mientras Juan subía por Belesar con su barqueta Danone.
Nos queda el recuerdo de los fabulosos coches que pilotó pero, sobre todo, de su trato exquisito con los aficionados, organizadores y competidores.
