Cuando este mismo año finalicen las obras de abastecimiento de agua potable a Ourense, declaradas de interés general por el Gobierno central en el año 2001, la ciudad podrá captar del río Miño y su afluente Loña los 550 litros por segundo que necesita para abastecerse en todo el término municipal -ahora sólo tiene autorizados 320-, se acabarán los problemas de suministro porque podrá atenderse la demanda diaria de algo más de 40.000 metros cúbicos y contará con una red de canalizaciones, depósitos, captaciones de agua y estaciones de tratamiento capaces de surtir a 140.000 habitantes en el horizonte temporal de los próximos 50
Cuando este mismo año finalicen las obras de abastecimiento de agua potable a Ourense, declaradas de interés general por el Gobierno central en el año 2001, la ciudad podrá captar del río Miño y su afluente Loña los 550 litros por segundo que necesita para abastecerse en todo el término municipal -ahora sólo tiene autorizados 320-, se acabarán los problemas de suministro porque podrá atenderse la demanda diaria de algo más de 40.000 metros cúbicos y contará con una red de canalizaciones, depósitos, captaciones de agua y estaciones de tratamiento capaces de surtir a 140.000 habitantes en el horizonte temporal de los próximos 50 años, hasta 2064.
Todo ello lo permitirán, entre las infraestructuras existentes y las de nueva construcción con cargo a las obras iniciadas en 2012, hasta 25 depósitos de distintos tamaños -unos principales y otros de refuerzo, de la red principal o de distribución (redes secundarias para llegar a todos los lugares)-; dos estaciones de tratamiento de agua potable -a la de San Francisco, en la margen izquierda del río, se unió este mismo mes la de As Coiñás, en el lado derecho-; captaciones en las dos orillas del Miño y en el Loña y 11 sistemas de bombeo, que garantizan la llegada de agua a los depósitos de ubicados en cotas superiores al río, que son casi todas. La orografía del término municipal no deja lugar a dudas sobre la complejidad de este entramado de canalizaciones, que suman kilómetros (imposibles de contabilizar, sostienen en el Concello) de tuberías de distintos milímetros de diámetro.
Las obras de ampliación y modernización de la red, que gestionará Viaqua, la empresa concesionaria del servicio, que fueron comenzadas en 2012 y están a punto de finalizar, han tenido un coste de 24 millones de euros -entre las financiación de la UE, el Estado y el Concello-. No es, quizás, la obra realizada más cuantiosa, pero sí es básica para que, cuando los ciudadanos abran el grifo en sus casas, puedan tener presión suficiente de agua y de la máxima calidad. El problema es que apenas se ve y, por ello, sostiene la concejala de Urbanismo, Aurea Soto, es la menos reconocida.
Todo ello lo permitirán, entre las infraestructuras existentes y las de nueva construcción con cargo a las obras iniciadas en 2012, hasta 25 depósitos de distintos tamaños -unos principales y otros de refuerzo, de la red principal o de distribución (redes secundarias para llegar a todos los lugares)-; dos estaciones de tratamiento de agua potable -a la de San Francisco, en la margen izquierda del río, se unió este mismo mes la de As Coiñás, en el lado derecho-; captaciones en las dos orillas del Miño y en el Loña y 11 sistemas de bombeo, que garantizan la llegada de agua a los depósitos de ubicados en cotas superiores al río, que son casi todas. La orografía del término municipal no deja lugar a dudas sobre la complejidad de este entramado de canalizaciones, que suman kilómetros (imposibles de contabilizar, sostienen en el Concello) de tuberías de distintos milímetros de diámetro.
Las obras de ampliación y modernización de la red, que gestionará Viaqua, la empresa concesionaria del servicio, que fueron comenzadas en 2012 y están a punto de finalizar, han tenido un coste de 24 millones de euros -entre las financiación de la UE, el Estado y el Concello-. No es, quizás, la obra realizada más cuantiosa, pero sí es básica para que, cuando los ciudadanos abran el grifo en sus casas, puedan tener presión suficiente de agua y de la máxima calidad. El problema es que apenas se ve y, por ello, sostiene la concejala de Urbanismo, Aurea Soto, es la menos reconocida.