Odisea para volver a casa tras dormir en el aeropuerto

Iria Moncho y sus amigas se vieron obligadas a pasar la noche en el aeropuerto de Menorca.
photo_camera Iria Moncho y sus amigas se vieron obligadas a pasar la noche en el aeropuerto de Menorca.
La ourensana Iria Moncho es una de las miles de afectadas por la huelga de Ryanair. La vuelta de Menorca fue una odisea: pasaron la noche en la terminal y no les ofrecieron ni agua ni comida.

Iria Moncho y sus amigas hicieron sus maletas el lunes en Menorca para volver a Ourense tras cinco días de vacaciones. Contaban con aterrizar en Santiago por la noche, coger el coche, llegar a sus casas en una hora y el martes por la mañana, reincorporarse al trabajo. 

Pero el plan se truncó 40 minutos antes de embarcar en el avión de Ryanair. “Habíamos facturado ya y estábamos esperando en la puerta de embarque cuando nos llega un correo diciéndonos que se cancelaba el vuelo”, explica Moncho, al teléfono. ¿La razón? Las consecuencias de la huelga de personal de la aerolínea, iniciada el pasado día 23. Aunque este lunes no había paro, gran parte de la plantilla ya ha excedido las horas de trabajo, por lo que ciertos vuelos se tienen que cancelar por falta de personal. 

Familias con niños

Minutos después de recibir el correo electrónico, Iria y sus amigas recogieron las maletas y subieron al stand de Ryanair. Después de guardar una larga cola (el vuelo estaba lleno), se quedaron boquiabiertas ante la respuesta de la compañía: “Básicamente nos animaban a buscarnos la vida para pagarnos vuelos y noche de hotel, en vez de buscarnos una solución”.

Parte de los viajeros afectados decidieron solucionar la situación por su cuenta, lo que supuso gastos de hasta “1.000 o 1.500 euros” entre billetes nuevos y habitaciones de hotel. “Nosotras no queríamos pagar,  porque no es tan fácil que luego te lo devuelvan. Así que nos quedamos en el aeropuerto a dormir, y supuestamente a las seis de la mañana nos metían en algún vuelo de otra compañía”, explica. Moncho asegura que la compañía no les ofreció ni agua ni comida -una obligación de la aerolínea según la normativa europea-, sino que también tuvieron que reclamarlas. “Y eso que había familias con niños pequeños”, añade.

¿Solución?

A las seis de la mañana, el plan se volvió a torcer. “Nos dijeron que no, que no nos podían solucionar nada, que si habíamos perdido el día de trabajo no era su problema y que la alternativa era que comprásemos nosotras el vuelo, pero insistimos en que no lo íbamos a hacer, es su obligación solucionar la situación”, apunta. 

Horas después, tras más quejas con el personal, consiguieron una solución. “Nos meten en un avión a Madrid y desde allí en un taxi a Ourense, si nada se tuerce. Hubo gente que compró billetes desde Barcelona y ahora está allí esperando a poder salir…”, explica. A las seis de la tarde de ayer aterrizaban en Madrid, tras una noche de muchas quejas y poca ayuda.

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