juegos tradicionales

"Oíches, eu érache moi apañado con estas cousas"

Los juegos tradicionales tomaron el Posío, en una jornada del +Deporte

Un hombre coge la peonza. Elegante, luce traje gris. Con un gesto seco de muñeca, arroja el trompo contra el suelo, iniciándose una danza que sobrepasará los dos minutos. Y al parar, vuelta a empezar, sin inmutarse. Más de uno le pedirá consejo durante la mañana en el Posío, otros se interesarán por su edad. El tipo tiene 87 años, está hecho un chaval. A su lado, varios rapaces tratan de imitar su maña. Si lo intergeneracional está de moda –que lo está, y no queda otro remedio– el Día de los juegos tradicionales pinta como un ejercicio ideal. 

La iniciativa, organizada por +Deporte La Región, cumplió ayer por la mañana su segunda edición. Centenares de ourensanos hicieron parada para, según lo que señale su DNI, demostrar talentos pretéritos, pasar la mañana con el crío o conocer lo que se hacía a las tardes antes de que llegase la Nintendo Switch. 

A lo largo y ancho del Posío –que, por cierto, con cosas como esta se reivindica como espacio de ocio a la vez que clama por una reforma que le haga justicia– se desparramó un interesante catálogo de divertimentos. Del tirón: bolos celtas, billarda, ferrón, aros verticales, rás, zancos, chancas, laberinto, fútbol chapa, tres en raia, aros, tabas, cordas o juegos de mesa. Y a su alrededor, una bonita mezcolanza de perfiles de usuarios. Ese "Oíches, eu érache moi apañado con estas cousas", resonaba mezclado con avisos de "cuidado" –ahí va el niño agarrado a los zancos– y los consejos para zoscarle con xeito a la billarda. 

Como maestros de ceremonias, monitores del Centro Cultural Xaquín Lorenzo, Yuka Animación, Bolos Celtas Parada de Sil y OcioSaugal. Mérito de ellos, y de abuelos y padres, que a la tarde algún que otro pre-adolescente pidiese jugar a la chapas en casa.

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