En un año desgraciado, para la mayoría con ganas de acabar con él cuanto antes, Jorge Anta es, sin duda, una de las excepciones. Su "casa", la administración de loterías número 2 de la ciudad, situada en los bajos de las Galerías Centrales de la céntrica rúa do Paseo, se ha convertido en el oasis perfecto en medio del desierto de desolación que recorre el país. El 7 de marzo, un día antes de que saltase el primer caso de covid en la provincia, repartió 11 millones de euros en un boleto de la Primitiva. "Fue apenas unas semanas después de que nos dijeran que íbamos a tener un bebé", su tercer hijo, "no sabíamos que nos había traído fortuna, pero ahora ya podemos decir que es verdad". Óliver nació el pasado 23 de septiembre, y ayer, en vísperas de su tercer mes, el pan que trajo de bajo del brazo volvió a hacer efecto. No fue el mayor premio de la historia de la Lotería de Navidad, pero sí el tercero más importante. "Tardé en enterarme. Estaba centrado en vender lotería del Niño y cuando me dijeron el tercer premio, lo comprobé y pegué un salto increíble". Para él esto es la mayor ilusión. Ha mamado desde pequeño la lotería, en un despacho que lleva ya 39 años abierto. Él tiene 41, "y estoy aquí desde el 2001, casi 20 años". Nunca había vivido un frenesí de premios como en 2020. "Entregar premios es importante, pero en Navidad es una recompensa al esfuerzo, el trabajo y la constancia".
Jorge se va haciendo un mejor nombre en el mundillo. Es el presidente de los loteros gallegos y tesorero de la asociación a nivel nacional. Su administración, ahora, sigue cogiendo impulso. "Espero que nos convirtamos en referente gallego".
Éxito laboral y personal
Lo que tiene claro es que 2020 ha sido de éxito. "A nivel laboral, hemos alcanzado el objetivo con un crecimiento brutal de la venta online,y a nivel personal he tenido un pequeño, no ha podido ir mejor". Por si fuera poco, el Gordo cayó en O Grove en la administración de su amigo "Moreno", a quien le envió unos décimos "y creo que también le llevé la suerte".
