Elecciones 12-J

Otra amenaza para la abstención: la primera vez que se vota en julio

Colegio electoral en Ourense durante las últimas autonómicas, celebradas en septiembre del 2016.
photo_camera Colegio electoral en Ourense durante las últimas autonómicas, celebradas en septiembre del 2016. (FOTO: JOSÉ PAZ)
La mayor afluencia de votantes en unas autonómicas se produjo en la convocatoria de 2005, con un 64,4% del censo 

En las sedes de los partidos políticos se trabaja sobre un escenario electoral inédito, complejo y donde la amenaza de la abstención vuelve a sobrevolar sobre la provincia de Ourense. El coronavirus será un invitado indeseado, pero de excepción, y sobre él se teoriza en esta cita electoral. ¿Será capaz de restar votos en estas autonómicas por el miedo a salir de casa o por el riesgo de un eventual contagio en un colegio electoral? En este último caso, la Administración pone todo de su parte para reducir a mínimos esos riesgos.

Pero, hay otros escenarios igual de inéditos en esta ocasión: se celebran en julio unas elecciones, un mes vacacional por excelencia y en el que el buen tiempo debería ser lo lógico. O vacaciones, día de asueto para escapar a la playa o hacer una excursión de un día pueden restar afluencia a las urnas, aunque puede subsanarse si se vota por correo.

Aún habría un nuevo factor, no menos importante: es la primera vez desde que en junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas que se llama a votar en pleno mes de julio, en los rigores del verano.

El ajuste de los datos de la participación ofrecerá una perspectiva que no se produciría si los comicios se celebrasen en abril, como estaba previsto si no se declarase el estado de alarma. En todo caso, el fantasma de la abstención siempre ha perseguido al electorado gallego y ourensano en particular, pero esa apreciación también merece un ajuste fino.

Primer dato

En el caso de las elecciones autonómicas, el primer contacto de los gallegos en general y ourensanos en particular con la elección de diputados a su parlamento y elección de presidente de la Xunta (en aquel momento, Gerardo Fernández Albor) se produjo en 1981 y se saldó con escaso fervor a la hora de acudir a las urnas porque del censo electoral de Ourense, que eran 355.508 votantes, 147.466 decidieron acudir a las urnas, por lo tanto un exiguo 41,5% del censo respondió a la convocatoria. 

A su vez, 208.042 ourensanos decidieron no acudir a votar; es decir, el 58,5% del total. Fue la convocatoria de las autonómicas con menos participación en la provincia, aunque se volvió a superar el 50% de abstención en la convocatoria del 2016 (51,3%), quedando como segundo registro, cuando Feijoo consiguió su tercera mayoría absoluta. 

Se rozó la mitad de la abstención (49,8%) en la segunda cita autonómica, en 1985, quedando como tercera cita electoral en las autonómicas con menos participación.

Por encima del 30%

Por lo demás, el resto de los procesos electorales al Parlamento de Galicia se han situado siempre por encima del 30%. En todo caso, el proceso que despertó mayor interés en el electorado ourensano fue el del 2005, con una participación del 64,4% del electorado. Aquel resultado daría entrada al bipartito formado por PSOE y BNG y que llevó a Emilio Pérez Touriño a la presidencia de la Xunta. La movilización electoral suponía poner fin a la era de Fraga. 

Pese a que los populares dejaban el poder en el gobierno de Galicia, seguían ganando las elecciones en la provincia, con 115.684 papeletas (el 51,26% del total, logrando ocho diputados. El PSOE y el BNG, que a la postre gobernarían en el cuatrienio siguiente, lograban 70.251 votos (31,13%) y 37.141 (16,46 %), respectivamente, repartiéndose cuatro y dos diputados en la cámara.

Pero, la suma de los votos de los socialistas y nacionalistas les permitió formar gobierno, aunque solo estuvieron en él cuatro años. En el 2009 entraría de nuevo el PP en Raxoi, con Feijoo en la presidencia, con un porcentaje de abstención en Ourense del 35,9%. Cuatro años después repetiría mayoría absoluta, pero con menos afluencia a las urnas, un 48,5%, para alcanzar el 51,3% en el 2016.

Otras citas

Fuera de las elecciones autonómicas, el electorado ourensano raras veces ha llegado al 70% de participación. Y cuando lo ha hecho ha sido en el proceso de las elecciones municipales para elegir concejales y alcaldes (74,5% en las del 2011), quizá por la cercanía de la institución a sus intereses más próximos. En el lado contrario se sitúan las elecciones al Parlamento Europeo, con escasa participación.

Para elegir los representantes de los 92 concellos de la provincia en la cita electoral de mayo del año pasado acudió a votar el 72,13% del censo en la provincia, con una abstención del 27,87%, lo cual significa mejorar los resultados de la convocatoria anterior, del 2015, que tuvieron una participación del 69,90%.

Por el lado opuesto, están las convocatorias para elegir diputados en el Parlamento Europeo. Ostenta el récord de desinterés la cita del año 2014 en la que votó en la provincia un 35,9% del electorado. Por lo que se refiere a las elecciones generales, la participación ha ido subiendo desde las primeras citas de los ochenta y su techo se alcanzó en la convocatoria de 1996, con un 70,9% de afluencia a votar. 

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