Otra batalla: evitar el arrastre de cenizas

Neboeiro, en Paderne, donde nace el Barbaña, fue uno de los puntos donde ardió en octubre

La batalla de la contaminación de los ríos se libra ahora para evitar que los efectos de la gran ola de incendios afecte al caudal ecológico de buen parte de los ríos de la provincia cuando las lluvias hagan su aparición. Evitar el arrastre de las cenizas es fundamental. Los voluntarios de Amigos das Árbores alertan de que "podemos realizar accións de restauración e recuperación dos ecosistemas calcinados, pero eses traballos son unha obriga das distintas administracións públicas que incluso o recollen nas súas normativas legais". 

Los ecologistas consideran que las cenizas de los fuegos son "o chapapote dos lumes" y el Barbaña será uno de los afectados si no se remedia la situación, ya que en su nacimiento, a la altura de Neboeiro (Paderne de Allariz), ardió con dureza durante el pasado mes de octubre. 

Ayer mismo, los Amigos das Árbores realizaron una jornada de trabajo para visualizar los daños de los fuegos y la erosión en la Ribeira Sacra, visitando una zona donde "aínda está ardendo a terra", en palabras de Xosé Santos. En esta jornada, visitaron también, precisamente, el nacimiento del Barbaña en Neboeiro, para construir barreras de contención con estacas de madera con silvas y vegetación autóctona para contener los arrastres de la ceniza y no empeorar el estado ecológico de este río. 

"A Administración ten que responder xa ante isto, precísase unha planificación e orzamento", dice Xosé Santos. Consideran una  "suerte" de que no haya llovido con intensidad tras la oleada de incendios, ya que las consecuencias serían "catastróficas". 

La ola de solidaridad de voluntarios es impresionante. Ayer también fue el turno de  los voluntarios de Amigos da Terra, que llevan ya dos jornadas de actuaciones en Melón, también con el objetivo de evitar los arrastres de ceniza a los cursos de agua. Estas actuaciones de recuperación están destinadas a la retención del suelo frente a la  erosión que puedan sufrir debido las lluvias de los próximos meses y consisten en la dispersión de paja en las zonas que se quedaron sin cobertura vegetal, junto con la construcción de barreras a partir de restos vegetales en franjas perpendiculares a la pendiente en las zonas más próximas a ríos y riachuelos, de manera  se pueda atenuar la contaminación por cenizas arrastradas por el agua de lluvia hasta los cursos de agua.

Desde Medio Rural, aseguran que desde principios de noviembre están haciendo también estos trabajos, con actuaciones en las áreas de matorral más afectadas de los 32 fuegos que sobrepasaron las 300 hectáreas quemadas. 

Te puede interesar