La ourensana Sonia Teijeiro, agente de la Guardia Civil, fue condecorada en Madrid con la medalla militar al mérito deportivo que entrega el Consejo Militar Internacional, por su participación en dos campeonatos internacionales.
La entrega de este galardón formó parte de la Gala del Deporte del Instituto Armado. Teijeiro nació en Suíza, siendo hija de emigrantes, pero al mes ya estaban de vuelta en Ourense. Sólo vivió fuera de la provincia durante los dos años en los que estuvo destinada en Palencia.
¿Fue una sorpresa para usted conseguir esta medalla?
Se suele conceder cuando acudes a dos mundiales militares. En mi caso, participé en el de campo a través de Serbia, en 2014, y en el de maratón disputado en Lima (capital de Perú) el año pasado. Me clasifiqué más veces, pero hubo mundiales a los que no pude acudir por responsabilidades familiares.
Tengo 51 años y ya no rindo todo lo que quería, pero sigo participando. Me imagino que este será uno de los últimos premios que reciba (ríe). La maratón es una prueba en la que aún puedo conseguir resultados, por lo que me pasé a ella. Completé la de A Coruña por dos veces, y en una ocasión las de Sevilla, Ciudad Real, Tenerife y Lima.
¿Cómo se prepara para participar en tantos campeonatos y carreras?
Formo parte de un grupo de entrenamiento de fondo, aquí en Ourense, y entreno cuatro veces por semana. Además, a mi edad, tengo que tener cuidado con las lesiones, así que me ejercito casi todos los días, al añadir sesiones de gimnasio y piscina. Ya es para mí un estilo de vida: me gusta entrenar más que competir.
¿Es posible la conciliación entre trabajo y deporte?
Sí. Yo tengo que compaginar el trabajo a jornada completa, el cuidado de dos hijos y mis estudios de Geografía e Historia en la UNED y de francés en la Escuela Oficial de Idiomas. Para mí, es también una forma de educar a mis hijos y darles ejemplo, para que vean que con trabajo y disciplina se puede hacer todo.
No todo el mundo tiene que hacer deporte como hago yo. Puede bastar con caminar un poco todos los días y no usar tanto el coche, sobre todo los que vivimos en la ciudad. Y cuidar un poco la alimentación.
¿Cómo se inició en el deporte?
Cuando estudiaba en el instituto de O Couto. Uno de mis profesores era Alejandro Lorenzo, entrenador de atletismo. Alejandro me animó a probar cuando tenía 16 años, y entrené con él hasta que desapareció en el Mont-Blanc (hoy se celebra en su honor una prueba atlética que lleva su nombre). Dejé el atletismo con 30 años, y volví a los 40.
¿Tuvo relación su pasión por del deporte con que se despertara en usted la vocación de ser Guardia Civil?
Me presenté a las pruebas físicas de la Guardia Civil con 18 años, y aprobé a la primera. Las primeras mujeres entraron en el 88, yo en el 90. Y entonces lo tuvimos un poco difícil: los cuarteles no estaban adaptados, los compañeros no estaban acostumbrados a trabajar con nosotras, era raro ver a una mujer agente de Guardia Civil en la calle.... Pero ha cambiado mucho, a día de hoy estamos integradas.
