LITERATURA

Un ourensano sumergido en la vida del joven Cervantes

El profesor Álvaro Espina publica una novela en la que profundiza en esta etapa de la vida del escritor

Entre el rigor de la historiografía y la libertad de la ficción, el profesor ourensano Álvaro Espina se ha sumergido en la vida del joven Miguel de Cervantes para ofrecer una novela, culta y amena, sobre el "Príncipe de los ingenios".

En un guiño al autor de El Quijote, Espina respeta la grafía que Cervantes usó para escribir su apellido; eso es, con "b".

Por eso, la obra que se presenta hoy en el "Espacio Bertelsmann" de Madrid se titula "Cerbantes en la casa de Éboli".

El autor pasea a sus lectores por el Madrid de los Austrias y les habla en el lenguaje del (tan modestamente) llamado Siglo de Oro: recordemos que los siglos áureos empiezan con la Gramática de Nebrija (1492) y acaban cuando muere el inmenso Calderón de la Barca, en 1681. O sea, un siglo que dura casi doscientos años.

Espina dice haber encontrado un manuscrito perdido, dictado por Cervantes, que salió a la luz tras el terremoto de Orán en 2008, para bucear en apenas tres años de su vida (1566-1569), aunque ofrece todo antecedente que considera necesario.

El argumento sitúa al joven escritor en Madrid, al servicio de los príncipes de Éboli (ficción), al tiempo que estudia con el catedrático de Gramática Juan López de Hoyos (realidad), quien en 1569 publicará un libro en el que incluye los primeros cuatro poemas del futuro padre de don Quijote.

Son años en los que Cervantes es preceptor de la hija mayor de los Éboli y secretario de los príncipes; tiene amores apasionados con la sobrina de su maestro: escribe una novela pastoril (será "La Galatea", 1585); es el narrador predilecto de la familia real con lo que vive las intrigas palaciegas; hiere en duelo (realidad) a un tal Antonio Sigura...

Por todo ello, huye a Italia en el verano de 1569, en donde se ocupará de los negocios el príncipe de Éboli, aunque oficialmente figurará como paje del cardenal Acquaviva.

"Cerbantes en la casa de Éboli" será presentado hoy por el historiador José Álvarez Junco ("el autor desarrolla una trama casi policiaca que mezcla gracia y erudición") y por la escritora Julia Navarro ("Álvaro Espina es un gran contador de historias y su conocimiento de la época es extraordinario").

La novela tiene nada menos que 805 páginas, a las que hay que sumar otras 90 en las que el autor recoge hasta 466 notas finales. Ante obras de este porte, la primer pregunta es qué datos son históricos y cuáles pertenecen al ámbito de la ficción.

Álvaro Espina explica a EFE que "ni un cinco por ciento de lo que se cuenta en la novela sobre Miguel de Cervantes está documentado históricamente. Por eso hay, digamos, un 95 por ciento de ficción".

"Pero en lo que se refiere al mundo que vive Cervantes, sí hay un treinta por ciento documentado, y eso lo he abordado con absoluto rigor histórico".

Espina describe su trabajo como "ficción minimalista": "No hago `Juego de Tronos`. Creo personajes, pero no me invento la vida de los personajes reales. No me separo un ápice de lo que sabemos, de lo que tenemos documentado... Pero como esto último es muy poco, y además hay que interpretarlo, el resto es ficción".

El autor asegura que Cervantes "era un hombre admirable; un escritor que rezuma cultura, bondad e inteligencia por todos sus poros, y que todo lo que escribe es absolutamente comprensible, ingenuo, natural".

Puesto a escoger a los autores que le han ayudado especialmente en su trabajo, Espina cita a Américo Castro, Martín de Riquer, Jean Canavaggio, Krzysztof Sliwa, James M. Boyden, Geoffrey Parker y Jorge García López, autor de la reciente "Cervantes. La figura en el tapiz" (2015). 

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