Ourensanos confinados en Italia: "Son muy drásticos"

Italia se enfrenta a su cuarto confinamiento en un año. El nivel rojo de alerta, el de máximo riesgo, en el que se encuentran 12 de las 20 regiones del país, obligó al Primer Ministro italiano, Mario Draghi, a tomar la decisión de recluir en sus domicilios a 42 millones de personas, el 70% de su población. "En las últimas dos semanas aumentaron mucho los casos y se tomaron decisiones drásticas", reconoce Belén Pérez, una ourensana que reside en Nápoles, una de las ciudades afectadas. Con unos 25.000 contagios diarios, unas incidencias acumuladas por encima de 250 casos por 100.000 habitantes y con más de 400 muertes diarias, Italia asume resignada este confinamiento que se extenderá a todo el país durante el 2, 3 y 4 de abril en Semana Santa. "Hai un mes que cheguei aquí e a situación era completamente diferente a de España naquel momento, baixo o nivel amarelo de risco, pero foi empeorando co paso das semanas", cuenta Sabela Rodríguez, una estudiante ourensana que se encuentra en Roma. A Ismael García, ourensano que trabaja en el club de fútbol Udinese Calcio de la primera división italiana y reside en Udine, también le repercute este nuevo confinamiento: "Nuestra región no es de las más afectadas, comparado con otras zonas del centro o del sur, pero tomaron esta medida por precaución". En su caso, se muestra tranquilo por lo que pueda ocurrir, ya que el club toma todas las medidas de prevención con sus trabajadores, a los que realiza pruebas diarias. "Hay una seguridad altísima, es un ejemplo en el control de posibles contagios", destaca. La tercera ola que España deja atrás azota ahora a Italia, que logró contenerla después de Navidad. "Retuvieron los casos porque decretaron un confinamiento para esas fechas, evitando que hubiese más contacto social y que aumentasen los contagios tras las fechas festivas", apunta Pérez. Y surtió efecto. Mientras Europa se las veía con la tercera ola, Italia comenzó a retomar la actividad hasta finales de enero. "En cuanto se fue abriendo, ganando más movilidad, los casos fueron aumentando", afirma. Esta es una de las ventajas de Udine para García, ya que es una ciudad más pequeña comparada con Nápoles o Milán, que ni tiene aeropuerto. "Es una ayuda, porque la movilidad es menor que en otras regiones del país", comenta. Después de tantas idas y venidas a lo largo de este último año, Rodríguez ve a la población "máis tranquila", ya que no es una situación nueva: "Eu vexo a xente aburrida e apática con todo isto, xa son moitos meses vivindo nesta situación", aprecia. En Roma, todo lo no esencial está cerrado y solo se puede salir de casa para ir a trabajar, al igual que en las otras 11 regiones, pero hay un pequeño resquicio de libertad: "Hai xente que sae a pasear e, a pesar da alta vixiancia, non lles dicen nada porque son poucos os que o fan", señala. Diferencias norte y sur La incidencia de las nuevas variantes preocupa en el país, por lo que los dirigentes no dudaron en tomar medidas: "En cuanto suben los casos, cortan por lo sano", resalta Pérez. La situación en los hospitales tampoco es favorable, especialmente en el sur. La diferencia con las regiones norteñas, consideradas más ricas, juega en contra de los territorios de la mitad baja del país: "Los recursos materiales son mucho menores en el sur para su densidad de población", explica esta ourensana. El número de camas hospitalarias, el mayor hándicap. El pasado mes de noviembre, en plena segunda ola de la pandemia, las imágenes de pacientes napolitanos recibiendo oxígeno en sus propios vehículos por falta de camas saltaron a los medios de todo el mundo. El deseo ahora para estos ourensanos, superar las dos próximas semanas de confinamiento y seguir avanzando en una vacunación.