ENTREVISTA

En Ourense: Arturo Prado pone el toque más dulce

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photo_camera Arturo Prado (XESÚS FARIÑAS).

Los productos que elabora Arturo endulzan los paladares de los ourensanos, desde el desayuno hasta las deliciosas sobremesas del día a día

 

El olor a croissants recién horneados envuelve el obrador de Arturo Prado de Confitería Anduriña, calle Marcelo Macías 54, Ourense. A un lado, el hojaldre listo para darle forma y, al fondo, la preparación acabada de hacer de crema pastelera para el relleno de las cañas. Son solo tres de los productos que elabora Arturo, que, con paciencia, siguiendo recetas simples, con mucho sabor, y el inimitable toque artesano, endulzan los paladares de los ourensanos, desde el desayuno hasta las deliciosas sobremesas del día a día. 

Todo tiene un comienzo, ¿cómo fue el suyo?

Por el año 1982 yo estaba preparando las oposiciones a Correos y un amigo que tenía una pastelería me comentó si le ayudaba con el reparto. Pero, al llegar de llevar los productos por diferentes lugares, yo me quedaba también en el obrador y cada vez me iba gustando más y entrando el gusanillo por las elaboraciones de pastelería. Coincidió que por esas fechas también se iba uno de los pasteleros, así que pasé a ocupar su puesto y, hasta hoy.

Antes de tener mi propio establecimiento, Confitería Anduriña, pasé por algunos obradores más, aprendiendo del paso por cada uno de ellos y mejorando las técnicas hasta dar forma a lo que es mi pastelería hoy en día.

¿Qué es lo que lo que le ha llevado a dedicarse a esta profesión?

Según iba aprendiendo, me iba gustando más elaborar productos y, cuando surgió montar mi propio negocio fue como cumplir un sueño. No es lo mismo trabajar para otros que luchar cada día por algo que es tuyo.

¿Cómo es su día a día?

¡Empieza muy temprano! Me levanto a las 02,00 de la mañana para tener listo todo para el reparto a los locales de hostelería que es nuestro mayor fuerte. Para ellos elaboramos desde el tradicional croissant, con todas sus variedades, a los productos que sirven de detalle con cada café. En fin de semana el trabajo se intensifica aún más, porque es cuando nos demandan más postres dulces como tartas, brazos, pasteles…

En estos años, ¿ha evolucionado mucho la pastelería?

Sí, ahora se han simplificado mucho las elaboraciones que facilitan el trabajo, pero aún así, el despertador sigue sonando a las 02,00 de la mañana y los productos se hacen uno a uno, totalmente de forma artesanal. Y en cuanto a las novedades en creaciones, intento estar al día y ofrecer a los clientes productos nuevos o diferentes, que no se pueden encontrar habitualmente, como los croissants de mantequilla (artesano y con mantequilla gallega),de semillas… o alguna que otra creación en pastelería y bollería, como la tarta larpeira.

Y los gustos del consumidor, ¿han variado mucho?

Eso depende un poco del lugar donde estés. Aquí se sigue vendiendo los productos más clásicos, el brazo de gitano, las tartas de frutas y, en Navidad, las roscas de Reyes. Intentamos introducir alguna novedad, como las mousses que este año hicimos de turrón, chocolate, yogur… pero así y todo, la mayoría de la gente va a lo clásico, le cuesta probar cosas nuevas, aunque si lo hacen, les gusta.

¿Qué diría que es para usted la pastelería?

Aparte de algo muy esclavo (risas), es algo que siempre me gustó. Te tiene que gustar, sino no aguantas tantos años con estos horarios, tantas horas de trabajo, poca vida social...

¿Y el secreto de un buen repostero es...?

La constancia. Hacer siempre la misma calidad de trabajo, con buena materia prima y ofrecer al consumidor unos productos bien hechos.

¿Con que ingrediente se queda?

Me gusta mucho la elaboración de las mousses y el hojaldre. La pequeña pastelería, en general también. Es mucho más delicada y trabajosa, pero también más agradecida. Es donde puedes innovar, mezclar, decorar y poner tu toque de creatividad.

Para muchos, la pastelería es un lujo…

Con los tiempos de crisis, sí se ha notado que las ventas descendieron porque es algo que no todos los días se consume, se guarda para días de celebraciones. La gente diariamente o no toma postre o toma cualquier cosa, antes algún día igual aún llevaban algún pastel, pero ahora miden los gastos mucho más. Por otra parte también es bonito, porque la pastelería acompaña los buenos momentos de la gente.

¿Es difícil mantenerse en el sector?

Es duro, sobretodo por los productos que venden en los supermercados a un precio inferior, tenemos una competencia desleal con la que es difícil luchar. Pero creo que también es verdad que el consumidor es consciente de la diferencia de dar un bocado a un producto de pastelería, elaborado artesanalmente, con productos frescos, a consumir uno hecho en serie y que se puede encontrar en cualquier área comercial.

¿Algún proyecto en el que le gustaría involucrarse?

Aparte de jubilarme (risas), tener un local más grande. La demanda es mucha y me gustaría poder tener más espacio para trabajar más cómodo. Pero poco a poco.

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