Deambulando

Ourense de noche y de día

La cantante cubana Diana Tarín.
photo_camera La cantante cubana Diana Tarín.
Diana Tarín ofreció en el Latino una actuación de tanto tirón que los aplausos le caían casi interminables

Diana Tarín es esa cantante cubana, profesora de esta disciplina, por demás; intérprete de varios estilos, con una voz prodigiosa que nos brindó en Café Latino una actuación de tanto tirón que los aplausos le caían casi interminables a lo que contribuyen Medela, al piano; Tabarés, al contrabajo, y Rivas, a la batería. Una delicia para el sentido que no se perdieron los amantes en esa edad que por los campos de la madurez navega, en esa música de siempre en la que descolgados los de menos treinta. "Guantanamera", esa eterna canción del repertorio caribeño hizo participar al auditorio, y con silencio sepulcral Casablanca, o esos sempiternos boleros.

Una variedad que hizo que la más de una hora de música supiese a poco con un Latino rebosante con casi predominio de mujeres que hasta no hace mucho cuasi que ausentes de la nuit ourensana. A esta velada no le faltaron caras conocidas, y vimos que los teléfonos móviles  más para grabar que para consultar. Con Diana un instante, lo que dio para una foto más que para un inexistente cruce de palabras en presencia de los amigos Gill y Benito Batán que conocimiento con ella por haberles actuado en la boda de su hija en la casona -pazo de Soutullo.

En Ourense la nuit ofrece mucho incluso para los madrugadores del botellón que han anticipado la semana que antes en viernes y ahora en jueves; se van a atiborrar de bebidas y algo de alcohol  habrá cuando los fríos no cuentan, pero que acaso estimulen la bebida.

Y en el Ourense de jour, o sea de día, la sorpresa de ese colonizador pato que es el azulón por su ubicuidad, o sea por su capacidad de estar en todas partes, hallado en un arroyuelo cercano al Barbaña. Hoy te los encuentras en cualquier humedal mientras otras especies como el pato colorado o el cuchara o el somormujo apenas tienen espacio o si para su expansión, que solo los oportunistas y con capacidad para subsistir en cualquier medio lo tienen fácil. Y junto a ellos proliferan las lavanderas comunes que incluso habitan los ríos y más se ven que los parientes de la otra especialista, la lavandera cascadeña, de plumaje amarillo en el pectoral.

Laderas de todas las orientaciones cubren la olla ourensana y por este tiempo ya floridas con las mimosas y en plena explosión. Hay que reconocer que mucho colorido prestan al entorno si no fuese que esta especie invasora, traída por un clérigo desde Australia para remediar la falta de estacas para los viñedos del Avia, se convertiría en una invasora imparable, de casi imposible desarraigo, bajo cuyas frondas no crecen si no sus vástagos y de que modo. Esta flor que suele coincidir con las carnestolendas y que anuncian la apertura de todas la arbóreas flores de las que las primeras por acá, los ciruelos, los albaricoques, y en una sucesión imparable hasta abril, el resto de los frutales.

Vengo de dar un pésame y siempre me sorprende esa industria de la muerte que tiene el campo tan abonado que nunca les falta clientela e incluso, si me apuran, más entrega por parte de deudos y predisposición a todo lo que el mortuorio agente presenta en esa lista disparatada de precios al mortuorio consumo en la que todo es astronómico. Tengo una factura en la que todo me parece desproporcionado, de tal modo que morirse cuesta una fortuna en una desproporción en la que todo va en perjuicio del difunto. Pero esto se desglosará en su día. Todo el mundo protesta y nadie mueve una mano para poner en su justo precio a esa industria de la muerte, que si más parece negocio, o no, si se imagina uno que los empresarios de estas pompas fúnebres deben pagar astronómicos sueldos a unos trabajadores de tan no grato oficio.

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