La estación intermodal de Ourense se retrasa hasta el año 2030, y la ciudad seguirá siendo la única sin un recinto de alta velocidad
A Coruña, Santiago, Lugo, Vigo… todas las ciudades gallegas tienen ya estación intermodal concluida o en obras. Todas menos Ourense. El AVE llega únicamente a Ourense, pero lo hace a una vía y un andén provisional sin marquesina que obliga a los viajeros a mojarse, si llueve, al salir del tren y a mojarse otra vez mientras esperan por un taxi al abandonar el vestíbulo de la estación.
El anuncio de la licitación de unas obras suele ser una buena noticia para cualquier ciudad de España, salvo para Ourense, porque cada vez que se publica uno en el DOUE, se enfrenta a una nueva dilación de unas obras que llevan en espera desde la mitad de la década pasada, cuando se firmó un convenio entre todas las administraciones, incluyendo el Concello de Ourense para desbloquear la materialización del proyecto de estación intermodal.
Además del agravio que representa para Ourense y la incomodidad para los 4.500 usuarios que cada día pasan por la estación, el retraso en la tramitación de los contratos destinados a la construcción de la futura intermodal supone afrontar sobrecostes: 17,8 millones de la remodelación provisional de vías y andenes que tendrá que ser desmontada cuando se construya la estación definitiva; el encarecimiento como consecuencia del alza de los precios en la construcción y, por último, la imposibilidad de acceder a fondos comunitarios como los Next Generation que sí obtuvo la variante exterior en sus primeros dos tramos.
