“Ourense marca el camino en España del sostenimiento de la Iglesia”

José María Albalad, durante su última visita a Ourense. (MARTIÑO PINAL)
photo_camera José María Albalad, durante su última visita a Ourense. (MARTIÑO PINAL)
Así lo asegura José María Albalad, director del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia

El zaragozano José María Albalad fue nombrado, en junio del año pasado, nuevo director del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, órgano que forma parte del Consejo Episcopal de Economía y del que dependen las campañas de información permanente sobre la asignación tributaria. A pesar de su juventud, ya que apenas cuenta con 33 años, su currículum lo avala. Es doctor en Comunicación cum laude, tiene un máster oficial en Marketing y Comunicación Corporativa y es licenciado en Periodismo. Además, recibió el Premio Extraordinario de Doctorado por una tesis sobre nuevos modelos editoriales y de negocio en España, Latinoamérica y Estados Unidos. También cuenta con un máster en Dirección y Administración de Empresas, es especialista en Finanzas Corporativas y experto en Transformación Digital de las Organizaciones. Su labor profesional se combina con la docente, colaborando con varias universidades en la esfera internacional. La semana pasada visitó Ourense para compartir su conocimiento y visión con la comunidad provincial.

¿Cuáles son las líneas maestras por la que apuesta la Iglesia de cara a su sostenimiento?

La Diócesis de Ourense está siendo pionera y marcando camino dentro de lo que es el Plan de Sostenimiento de la Iglesia en España. Acaba de  crear el obispo, Leonardo Lemos Montanet, la Vicaría para el Patrimonio y el Sostenimiento de la Iglesia, que es un planteamiento innovador en el mapa español. Lo que planteamos es que el sostenimiento de la Iglesia, que es un tema a menudo controvertido y lleno de polémicas se asocia casi siempre con lo económico, y eso es lo más habitual, pero existen otras esferas de interés en este sentido.

¿Qué otros campos abarca el sostenimiento de la Iglesia?

Lo que nosotros planteamos es que tiene tres dimensiones: la pastoral, la educativa y, por supuesto, también la económica. Quiero subrayar la dimensión pastoral, ya que cuando los fieles sienten que forman parte de esta gran familia que es la Iglesia, de manera natural brota esa colaboración, y  la colaboración es de tiempo, de los miles de voluntarios que mueven y hacen posible la labor de la Iglesia. Esto es posible gracias a las cualidades, con los dones y los talentos que tiene cada fiel, y también por supuesto con lo económico, de acuerdo siempre a la situación de cada uno y en función de sus posibilidades.

¿Cómo puede mejorar su labor de comunicación para acercarse más a la sociedad?

En la medida en que la Iglesia es más transparente, gestiona bien y rinde cuentas, que son cosas que ya se están haciendo y en las que se han dado pasos muy significativos durante los últimos años.  Es importante la imagen que percibe la gente, y no solo los fieles y los creyentes, sino también gente de buena voluntad que valora la labor y el servicio que presta la Iglesia en la construcción de una sociedad más humana, más justa y más fraterna.

¿Mejoró la imagen que proyecta la Iglesia a lo largo de los últimos años?

En ese sentido creo que se han dado pasos muy significativos. La Iglesia gestiona bien, incluso con unos estándares de transparencia que, me atrevería a decir, son superiores al resto de instituciones, y desde luego son superiores a lo que exige la legislación civil, y, por tanto, eso es un paso clave para que la gente se anime a colaborar. Luego también por supuesto que influye el trabajo de los sacerdotes, con los fieles en las comunidades parroquiales, y hay estudios que muestran que, donde se ejerce un liderazgo pastoral fuerte, también la respuesta de los fieles es más significativa.

La provincia de Ourense cuenta con muchas parroquias en el rural con un número menguante de fieles y de recursos, ¿corren peligro de cerrar algunas iglesias?

Este punto está ahora mismo en estudio. Cuando hablamos de dificultades para sostener la Iglesia, a día de hoy, el patrimonio ocupa un eslabón fundamental. Algo que se va a hacer, no solo en esta diócesis, sino en todo el conjunto de España, es trazar un mapa, un análisis de todos esos inmuebles, de cuál es la situación actual, y así elaborar perspectivas de futuro, pero a día de hoy no puedo adelantar más.

¿Cuál es la estrategia para mejorar la relación con la población más joven?

Hay que acercarse a donde están los jóvenes. Evidentemente, el mensaje de la Iglesia es perenne, es igualmente válido ayer, hoy y mañana, pero hay que estar en las nuevas áreas en las que la cultura se propone y se difunde. En este sentido, la actual campaña de la renta, que se está desarrollando ahora mismo, ya es un paso adelante, porque está no solo en los medios convencionales, sino también en las nuevas plataformas digitales, como esa campaña “Xtantos”, que anima a marcar la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta. Está en redes sociales y plataformas como TikTok. Lo importante es captar el mensaje, y tanto los nuevos medios como los tradicionales conforman un universo comunicativo que permite llegar a todos.

¿Veremos, a partir de ahora, más participación de la Iglesia en las redes sociales?

Hay dimensiones de lo que es la vivencia de la fe que siempre van a tener un componente muy presencial, como esa celebración de los sacramentos o de la comunidad. Pasa igual que con los grupos de amigos, que en un momento dado te puedes ver en una pantalla, pero ese componente personal es imprescindible para muchas cosas. Al mismo tiempo, desde lo que es el aprovechamiento de las nuevas tecnologías, se ha visto durante la pandemia cómo la Iglesia ha dado un salto al ámbito digital, pues ofrece muchas posibilidades, y en este sentido, lo que es en materia de comunicación, se han dado pasos, pero desde luego el futuro está por conquistar.

Y en ese futuro juega un papel clave la gente joven como usted…

A menudo se asocia la Iglesia con un ente abstracto, que está ahí como un ente difuso en una atalaya imaginaria, pero la Iglesia es real, es gente de carne y hueso, y son todos igual de necesarios, desde la persona que entra con el sacramento del bautismo recién nacida hasta aquella a la que se la está despidiendo en el funeral. Necesitamos a todos, y es muy importante el testimonio que puedan dar los jóvenes. Destaca el papel de los altavoces laicos, que son jóvenes que dedican parte de su tiempo a dar catequesis o a ayudar en un comedor social.

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