Ourense, un paraíso, la nueva Suiza

Bienvenidos a las contradicciones ourensanas: dijo el Banco de España que los ourensanos tienen 9.800 millones de euros en las entidades financieras, que es una pasta. Una sencilla división da que la panoja por habitante es la más generosa de Galicia. Una de las provincias más pobres es la que más atesora en las cuentas corrientes, que de corrientes no tienen nada por lo que se ve. Bien se podría explotar una nueva vía de desarrollo y acuñar una nueva marca: Ourense, el paraíso fiscal, la nueva Suiza. Las grandes fortunas mundiales, tacita a tacita, pondrían sus euros, dólares o riales saudíes en las sucursales de la provincia, las pocas que van quedando, para engordar los balances de las grandes entidades. Se acabaría el dolor de cabeza de pirarse al país helvético a colocar la pasta a buen recaudo como hicieron los pudientes desde Franco a socialistas y populares. El viaje ya no merece la pena, menos ahora, que anda el Credit Suisse, una de sus sociedades sistémicas, con problemas de riego. De riego de liquidez, claro. No sé cómo no piden a los ahorradores ourensanos que inyecten dinero en la entidad, la salvan seguro. Pocos saben tanto de Suiza como los nuestros, que han hecho callo allí pero para traer el dinero para aquí. Algo parecido pasa con Alemania, ahora preocupados por los achaques del Deustche Bank. Habría que confirmar si no flaquearán sus finanzas desde que regresaron los emigrantes a comprar pisos en A Ponte, O Couto y Vigo, trayendo el dinero de la nómina para hacer barrigudas a las extintas cajas de ahorro. Lo dicho, Ourense, paraíso fiscal, la nueva Suiza y Alemania juntas. ¡Será por dinero! Al contado Bievenidos a las contradiciones ourensanas (bis): La población cae en picado pero la suma de dinero no para de crecer y el sector inmobiliario no se queja, porque los pisos me los quitan de las manos, oiga, como vocea el ambulante en el mercado. Las agencias tienen muchos por encima del medio millón de lereles en el centro, quen dixo medo. Hay un par de promociones de viviendas de postín que se están horneando, que no serán para bolsillos timoratos, pero los contratos de compromiso se están firmando ya. El 40 por ciento de las ventas de pisos y casas en esta provincia se pagan sin tener que hipotecarse, que eso es cosa de flojos. El salario de los trabajadores ourensanos, según la Agencia Tributaria, es de los más bajos de España (y eso que está Yolanda Díaz en el Gobierno), pero algunos alquileres en la milla de oro de la ciudad están ya por encima de los mil pavos al mes. En algún concesionario confiesan que hay quien pone la billetera en la mesa cuando eligen coche y se cabrea el cliente cuando el vendedor le habla de las ventajas de la financiación: “Si compro é que teño con que, senón quedaba na casa”. Hacerlo fuera Bienvenidos a las contradicciones ourensanas (ter): España va bien, dijo Aznar, sin conocer lo bien que va Ourense, sobre todo ahora que se filman aquí muchas películas. Somos muy poco emprendedores provincia adentro, los más cobardes para montar una empresa, donde menos autónomos hay de toda Galicia, donde más locales comerciales chapan. Sin embargo cuando los nuestros han salido fuera han dejado huella y amasado fortunas. Resultado: el que quiere crecer lo intenta fuera, al menos una buena parte. En el Ourense del silencio y el lamento quedan 109.000 pensionistas y 20.000 funcionarios. Casi 130.000 personas, muy cerca de la mitad de los habitantes de la provincia que tienen asegurada la soldada. Los que pueden arriesgar no están ya y solo quedan los de ahorrar. ¿Qué sería de ellos? Bienvenidos a las contradicciones ourensanas (quater): ¿qué manos y talento han hecho grandes a los polos económicos de Galicia (y de fuera)? Difícil no encontrar un ourensano en alguna de sus empresas porque aparentemente en las nuestras no han podido. ¿Quién ha comprado más pisos en Vigo, Baiona, Portonovo o Sanxenxo? ¿Quién ha hecho triunfar a El Corte Inglés de Vigo? Vaya si hay dinero aquí, lo dice hasta Hacienda, que ha recaudado en Ourense cifras de récord el año pasado. Y eso que no cuentan con el dinero negro que no dan pillado. El portafotos José Luis Gavela es presidente de la Fundación San Rosendo, una entidad prendida de la solapa de Cáritas durante cuatro décadas, que es lo mismo que decir de la Iglesia, y que desde hace casi 30 años vuela sola. Su máximo representante dirige un tinglado muy potente, con 73 centros asistenciales en toda Galicia y más de un millar de trabajadores. Gavela tiene un perfil discreto, sin mucho interés por los oropeles de la visibilidad social y empresarial que le pirran a unos cuantos floreros que aún están al frente de periclitadas organizaciones gremiales. En días pasados la Fundación homenajeó a sus trabajadores, porque aún hay quien cree son el latido de las empresas, y su presidente no hizo temblar las bolsas con sus declaraciones: previsibles, mesuradas, pero sinceras. Un muchas gracias por lo que hacéis y poco más. La entidad que preside Gavela ha sido la precursora de la única apuesta termal seria de la provincia: Caldaria, con Laias, Arnoia y Lobios como estandartes, pese a que aquí de termalismo habla todo dios. A estas personas, aunque sea con fórceps, hay que darles luz de vez en cuando porque bajo su responsabilidad se gestionan 3.872 plazas asistenciales en una provincia que tiene muchas necesidades sociosanitarias. Conste pues. Al poner la lupa Todo un síntoma: chegou, botou, pero... Desde hace unos meses las letras que componen Ourense permanecen instaladas en el entorno de la Ponte Vella, en la zona de Os Remedios. Si se fijan bien, por el agujero de la “O” se atisba una especie de fuente/surtidor/grifo por el que salía agua termal. La gigantesca infraestructura, por la que la ciudad esperó décadas, fue “inaugurada” hace unos días, como se ha contado aquí. También estas páginas narraron que secó al poco tiempo, lo que desencadenó un conflicto diplomático entre el Concello y la Xunta que a punto estuvo de provocar la intervención del Comité de Seguridad de Naciones Unidas. A la fuente le pasó lo que a muchas cosas por aquí, todo se quedó en un conato de eslogan, con la fuente dentro del “OU”, como las viejas matrículas, como esas marcas que tanto afloran ahora jugando con las dos letras del nombre de la provincia: chegOU, igualOU y tantas otras. Pues bien, la fuente botOU, pero secOU cuando el séquito inaugurador marchOU.