Ourense, la pequeña Suecia

Salir al monte es sinónimo de tranquilidad, de llenar los pulmones de una bocanada de oxígeno y de explorar paisajes que dicen mucho y transmiten más. Pero no solo eso. A un paso de la ciudad y de las villas aguarda una ocasión de negocio. De negocio y de crecimiento, que no tiene que jugar en contra del bienestar si se realiza de una forma sostenible. El monte y su madera son una potencia en Galicia y un elemento clave que, en Ourense, no siempre está bien aprovechado. Solamente un 5% de toda la producción en cortas obtenida en Galicia se da en la provincia de Ourense, una cifra muy baja que choca frontalmente con la extensa masa forestal. Hay materia prima, hay superficie... ¿puede haber rentabilidad? Para muchos, y con ejemplos claros en otros puntos del mapa, debe ir de la mano de la innovación. Madera trasparente para utilizar en construcción, elementos de automoción que nacen de las células de un tronco, materiales sanitarios e, incluso, de alimentación. Nichos de mercado que suponen una oportunidad de negocio para la que se necesita investigar y atreverse. Tratar la madera de una forma distinta desde el origen al acabado final. "Ourense es una provincia complicada en materia de productividad. Para algunas cosas tiene lo peor del Atlántico y, para otras, lo peor del Mediterráneo. Territorio interior y montañoso que genera un clima muy puñetero. En verano, muy seco; en invierno, muy frío. Pero al final en la productividad influye también el terreno. Y Ourense es una provincia muy grande, muy variada. Vamos a tener que hacer las cosas de otra manera, un poco más despacio... Ourense es menos productivo que Pontevedra, pero no lo es menos que Suecia. Y Suecia tienen una industria enorme que en Ourense podemos tener. El potencial está ahí", analiza Juan Picos, profesor y director de la Escuela de Ingeniería Forestal de la UVigo. Margen de mejora O Ribeiro-Arenteiro, Miño-A Arnoia, Valdeorras-Trives, Verín-Viana y A Limia son los distritos forestales en la provincia. El pino, en diferentes variantes, reina entre las especies, con un volumen importante de eucalipto en la zona de O Ribeiro-Arenteiro. Según el Anuario de Estadística Forestal de Galicia de 2019, el aprovechamiento de la superficie está lejos del que hacen sus vecinos de A Coruña, Lugo y Pontevedra. Se estima que más de la mitad de las 550.000 hectáreas totales están sin explotar. Una circunstancia que va ligada a la despoblación y al éxodo del rural. Y viceversa. "La despoblación hace que el reto sea más difícil,pero si generas esas posibilidades vamos a resolver, en parte, esa despoblación. Cualquier actividad que se pueda desarrollar en esas áreas rurales va a ir acompañada de la creación de infraestructuras y esas infraestructuras van a ir aparejadas a una calidad de vida mayor. No podemos volver al rural de nuestros abuelos porque nuestros abuelos salieron de él por algo. Este no es el concepto. Tenemos que crear un nuevo rural y que uno pueda generarse una vida con los estándares del siglo XXI, no del siglo XIX", recuerda Picos. Minifundio El profesor apuesta por un esfuerzo colectivo para aprovechar la oportunidad. Y ver el vaso medio lleno, también con lo que tradicionalmente se ha detectado como un problema en la provincia: el minifundio. "Lo que siempre enunciamos como una dificultad o un factor negativo, el minifundio, podemos verlo desde otro prisma. ¿Por qué? Porque cualquier beneficio que obtengamos de esta apuesta por el aprovechamiento va a ser, como se dice en la Lotería de Navidad, un premio muy repartido. No se lo va a llevar una especie de "sultán". El retorno sería para un montón de familias y comunidades, que traería asociado un tejido empresarial. Por eso no es sencillo, porque de la misma forma que los beneficios llegarían a todos, los esfuerzos también tienen que ser de todos". Los primeros en la "trinchera", los profesionales del sector maderero provincial. Zonas diferentes, características comunes. "El sector maderero es fundamentalmente local, de empresas familiares y supervivientes natos. Dentro de su dimensión, se han adaptado, han innovado. Son empresas de pequeño tamaño que tienen más dificultades para innovar, especialmente a nivel tecnológico. Y aquí es donde entran en juego organismos como el CIS Madera de San Cibrao o las universidades, en materia de conocimiento. Porque lo que nos interesa es que esas empresas lideren el cambio y no que vengan de fuera", apunta Picos. Respetuosa y sostenible Atrevimiento y movilizar el territorio aparecen como las premisas básicas para impulsar el sector. "Las ideas se suelen criticar por miedo a talas descontroladas, pero esa no es la idea. Esa madera que llegue tiene que ser el resultado de un proceso totalmente respetuoso con el medio ambiente, sostenible y documentado", avisa el profesor. La provincia ya "juega" esta partida a diferentes niveles. Desde las agrupaciones locales del sector hasta la demanda de fondos europeos para arrancar con proyectos de innovación maderera. El camino está empezando pero, por lo visto en otras latitudes, puede haber recompensa al final del trayecto. Juan Picos (UVigo) - Director de Forestales No es ciencia ficción. Ya está pasando. Los usos potenciales de la madera tocan los más variados ámbitos de negocio. "Si hoy te has comido un chicle sin azúcar o un yogur de vainilla, te has comido madera. Los saborizantes de vainilla se generan de un subproducto de la madera, precisamente para conservar la planta natural. El xilitol, el azúcar que sustituye a la sacarosa, es derivado de la madera. Existe madera transparente que puede dejar pasar la luz y ser un mejor aislante del calor, que puede sustituir al plástico y ser más sostenible", explica Picos. También en la automoción o la aviación el trabajo con la madera como base gana enteros. "Primero se trabajó con troncos, luego con tablas, más tarde con aglomerado y ahora se hace con las moléculas. Podemos recrearlas y colocarlas como queramos. Casi cualquier material derivado de materiales fósiles es susceptible de ser trabajado en madera". Valdeorras | El forestal, "freno" al cambio climático Aprovechamiento forestal sostenible en montes de A Veiga. Los trabajos de mejora desarrollados en los últimos años en el rural del oriente provincial comienzan a dar sus frutos. Esta es la opinión de Hugo Rodríguez García, director técnico de Ametlam, la empresa de A Veiga dedicada a la gestión forestal que acaba de diseñar la aplicación Sinerxia, destinada a la gestión administrativa, económica y forestal de los montes. "Se lleva trabajando mucho estos años en los montes de mano común. Muchos están firmando convenios o formando consorcios con la Administración forestal", comentó. En todo caso, no todo es perfecto en los montes valdeorreses. "Hay pueblos de dos comuneros que tienen montes grandes en superficie. Es gente muy mayor y es difícil su implicación", añadió. Insiste en que el sector forestal tiene futuro, y más en Ourense. "Tenemos la suerte de contar con la figura de los montes en mano común, de gran superficie (...). El forestal va a ser un sector importante, por servir de freno al cambio climático o la fijación de CO2. Ahora, todo va en esa dirección". A Baixa Limia | Laderas de cerezos, olivos, castaños... Superficie forestal quemada en el Xurés tras los incendios de este año. Abarca diferentes comunidades de A Baixa Limia, que suman una superficie de 15.000 hectáreas. Domingos Rodríguez acaba de ser nombrado presidente de la Mancomunidad de las Comunidades de Montes del Xurés. Una entidad de reciente constitución que aspira a proteger y sacar un mayor aprovechamiento del territorio, con un prisma multifuncional. "Llevamos 60 años arrastrando este déficit cuando la administración, de manera unilateral, decidió plantar pinos en todo el monte, incluso en zonas inaccesibles de las que hoy no se puede retirar la madera y que ocasionan incendios que queman otras zonas que sí son productivas", explica Rodríguez, que aboga por una ordenación forestal y una diversificación del aprovechamiento más allá del monocultivo del pino. "Piensa en una ladera de cerezos, de castaños, de olivos que se dan tan bien en nuestro territorio", describe a la vez que ensalza el potencial forestal. Entre tanto, la batalla inmediata se libra a pie del Xurés tras los devastadores incendios del pasado septiembre. A Limia | Una experiencia pionera en Laza Comuneros de Laza (de izquierda a derecha, Antonio Mota, Rosa Novoa y Manuel Vaz). La Comunidade do Monte Veciñal en Man Común de Laza, Souteliño y Cimadevila ha sido pionera con la inscripción en Medio Ambiente de una plantación como sistema de compensación de carbono. "Trabajamos en ampliar esa superficie para poder negociar, lo que supondría una nueva fuente de recursos para el monte", explicó Antonio Mota, ingeniero forestal que trabaja con comuneros de Laza. "Somos la única comunidad de montes inscrita en ese proceso", añade. Mientras, otro de los frentes es la erosión de las cenizas tras los incendios y las iniciativas se han multiplicado. En Cualedro, vecinos de Lucenza acondicionan el monte con medio centenar de cabezas de ganado. "Hay que facilitarle todo a la gente que quiera trabajar en el campo", dice Fernando Domínguez, portavoz vecinal de Lucenza. Enrique Taboada, de Cualedro, afirma que "o futuro da bisbarra pasa como eixe básico pola valorización do monte que sosteña actividade económica vinculada. As administracións deben liderar isto cun plan integral". O Ribeiro | Dificultades para acceder a las ayudas Panorámica de los montes de Abelenda, en Avión. En Avión se creó en el 2008 una mancomunidad que agrupa 11 montes comunales que suman en torno a 7.000 hectáreas de terreno con plantaciones de pino, roble y castiñeiro, fundamentalmente. El técnico forestal Óscar Rodríguez asesora y trata de buscar una mayor rentabilidad, en lo que pone todo su empeño. "Creo que los comuneros no acaban de comprender el potencial económico del monte, que podría generar empleo local, favoreciendo que todos los trabajos los realizasen residentes en Avión". Destaca la plantación de sobreiras para la producción de corcho en Barroso y Cortegazas; y también las plantaciones de castaños, en Abelenda, Amiudal y Nieva. Adolfo Alonso es el presidente de los comuneros de Abelenda, que plantaron siete hectáreas de castaños que reportarán 12.000 al año. Se queja de dificultades para limpiar y plantar: "Medio Rural debería acercarse más a los montes porque ya ha ocurrido de pedir ayuda para plantar y rechazarla, porque tienen que pasar varios años desde la última para tener derecho".