Las características mochilas y bastones de peregrino comienzan a verse en la ciudad después de meses de parón, mezclados con el resto de turistas que dan un respiro, por fin, al sector. Aunque los caminantes esperan con ansia la apertura de los albergues públicos, las opciones privadas permiten que los viajeros vuelvan a apostar por la Vía de la Plata, que se recupera de la "pandemia" con buenos datos. Antonio Fernández, Manuel Portero, Andreu Muñiz y José García, cuatro amigos de Barcelona, llegaban este fin de semana a la ciudad.
Visiblemente cansados y buscando su hostal -además de un centro de salud por las heridas del Camino-alegraban la vista a los ourensanos que les vieron llegar con su petate a las Burgas. Una imagen habitual antes del covid. "Dos ya habíamos hecho el camino desde Sevilla, para los otros es la primera vez", dice este grupo de amigos a su llegada a Grelo Hostel, en la rúa Pena Trevinca. La cuesta desde la avenida de Zamora, un paso más después de cientos de kilómetros bajo el sol. "No lo hacemos tanto por espiritualidad como por turismo y compañerismo", comenta uno de los amigos. Otro se queja del "asfalto" en algún punto de la ruta: "Entre A Gudiña y Laza habría que mejorar el camino, es fastidiado tanto asfalto. Eso sí, los paisajes son preciosos. Espectaculares". Los demás corroboran la belleza de la Vía de la Plata.
En Grelo Hostel les espera Santiago Vilar, el responsable del albergue, al que llamaron una hora antes de su llegada a Ourense -desde Seixalbo- para hacer la reserva. Es habitual en los peregrinos. "O la noche antes o el propio día", dice Vilar, que certifica la buena recuperación de la Vía de la Plata tras la pandemia.
Uno de los peregrinos coloca su mochila en la habitación, recién llegado a la ciudad.
Aumento de extranjeros
"El auge se empezó a notar después del fin del estado de alarma y en todos los caminos. Empezó a llegar mucha gente, tanto extranjeros como españoles de todos los puntos de la península. Y extranjeros ya tuve a una chica holandesa, alemanes, algún británico y un grupo de cuatro andaluces", dice el responsable del hostal, que recibe llamadas a diario. Los portugueses son los extranjeros que más llegan a la capital para hacer la Vía de la Plata. Precisamente en unos días tiene un grupo de 10 peregrinos lusos: "Con el aforo reducido en las instalaciones, ya llenan el hostal".
