Bandas y corales, además de las autoridades civiles y policiales, acompañaron a los feligreses en los principales actos del Domingo de Ramos
Con palmas, ramas de olivo o laureles, algunos repletos de coloridas golosinas que portaron con orgullo los más pequeños, los feligreses de la provincia inauguraron ayer la Semana Santa a través de las bendiciones y procesiones del Domingo de Ramos.
A las once y media partía desde el barrio de San Lázaro hasta la iglesia de Santa María la Mayor la comitiva religiosa de Verín. Bendiciones y procesiones que se sucedieron en Bande, O Barco o Ribadavia. En Celanova, el párroco llegó algo apurado a la bendición celebrada en la plaza do Millo, si bien recuperó el tiempo perdido acelerando la procesión hasta el templo monacal.
Mirando al cielo
Los vecinos de O Carballiño contaron con integrantes de la Brilat pontevedresa para marcar los pasos de la procesión que recorrió, algo más rápido que en otras ocasiones para evitar a la lluvia, las calles de la localidad. Precisamente la climatología obligó a trasladar la tradicional bendición de la plaza Nueva de la Veracruz al interior del templo. En Xinzo, los actos religiosos fueron los primeros oficiales a los que asistió el alcalde en funciones, Manuel Casas.