POLÍTICA / OURENSE

La debacle electoral pone contra las cuerdas a los socialistas de la ciudad

photo_camera Carmen Dacosta, dirigiéndose a los militantes en el mitin central del PSOE en la ciudad.

La concejala Susana Bayo abre el fuego pidiendo responsabilidades a la secretaria local, Carmen Rodríguez Dacosta 

La debacle electoral del PSOE en la ciudad no ha hecho más que superar un primer capítulo, el de la reunión de la ejecutiva local del martes para evaluar los resultados y decidir la próxima estrategia. La crisis por la pérdida de cinco escaños y más de 10.000 votos tendrá recorrido porque el cierre de filas de cara a la galería, expresado a la salida de ese encuentro, no oculta, sin embargo, la discrepancia interna, no ya sólo con el sector díscolo o "pachista" (no representado en la dirección local) sino incluso dentro de ésta, el grupo de los "paquistas". La asunción de responsabilidades y la posibilidad de dimisiones en la ejecutiva y en el nuevo grupo municipal fueron temas abordados el martes, pero no decididos, a la espera de una asamblea extraordinaria de la militancia.

De momento, el entorno del candidato Vázquez Barquero y de la secretaria local, Carmen Rodríguez Dacosta, se mantienen firmes en la decisión expresada el lunes por el primero, de afrontar con estoicismo la travesía del desierto con un bagaje de seis concejales y el desplazamiento a los escaños de la oposición. Pero las grietas asoman, ya eran evidentes antes de las elecciones y durante la campaña, dentro de lo que se consideraba un grupo cohesionado, el de la ejecutiva y la candidatura; y dentro de la propia lista, al coincidir que la número dos, Dacosta, es también la secretaria local.

Y es notorio dentro de la militancia, así lo confirman miembros de la ejecutiva que prefieren no dar su nombre a la espera del desarrollo de los acontecimientos, la distancia entre la secretaria local, Dacosta, con el cabeza de cartel, Barquero, desde que éste resultó imputado por un juez, aunque su condición judicial es precisamente por haber avalado en una junta de gobierno el nombramiento de aquélla como directora xeral de Personal en el Concello. La caída en respaldo popular el 24-M no habría sino acentuado las diferencias.

Las voces

Así las cosas, el concejal electo y líder de la llamada "tercera vía", Javier Rey, llama a la "prudencia" y a "no tomar decisiones precipitadas", resoluciones que él prefiere derivar a la futura asamblea, inicialmente convocada para el 4 junio, jueves.

Pero en el grupo de los concejales díscolos, las cosas están muy claras. La concejala de Medio Ambiente Susana Bayo, suspendida de militancia junto a otros cuatro ediles de la Corporación actual, manifestaba públicamente ayer en la visita a unas obras que realiza su departamento, su crítica a la gestión electoral realizada por la secretaria local y su ejecutiva, que prescindieron de "la mitad" del partido en la ciudad y, como consecuencia, cosecharon estos resultados: "Se perdieron cinco escaños, número que coincide precisamente con los cinco ediles que fuimos excluidos".

"No se puede contar sólo con la mitad del partido", añadió Bayo, y hay que asumir responsabilidades y "tomar recado" de lo que dijeron los ciudadanos; porque esa estrategia "no sentó bien" en el partido ni en la militancia, por lo que hay que abrir "un tiempo nuevo", sobre todo, puntualizó, después del resultado obtenido tras la organización de la campaña electoral, una competencia de la secretaria local ", Carmen Dacosta (ilocalizable ayer para este periódico), que es responsable de la organización a nivel local y de la toma de decisiones".

Un partido empeñado en repetir su historia de crisis

Otra debacle electoral y una nueva crisis orgánica de los socialistas de la ciudad. Se recuerdan tres en los últimos 20 años, aunque la de 2001 sería, realmente, una consecuencia de la dimisión de Veiga Pombo en 1995. Entonces, el PSOE local, en el gobierno municipal de la ciudad, perdía, como ahora, cinco escaños, pasando de 12 a siete, y provocando la renuncia del cabeza de cartel, que asumió toda la responsabilidad.

Quedó el partido en manos de Manuel Salgueiro Tizón, el "fontanero" socialista que, sin cargo oficial alguno, manejaba los hilos de la formación; y Antonio Troitiño, al que tocó asumir la portavocía tras la marcha del líder.

La enemistad entre ambos, evidente en los primeros años tras aquel batacazo y aireada por ellos mismos en los medios de comunicación y entre la militancia, se acentuó en el siguiente mandato (1999-2003) hasta provocar la disolución de la agrupación loca lque dirigía Troitiño en 2001, la constitución de una gestora y la creación de una nueva ejecutiva local, con Francisco Rodríguez a la cabeza, en la dirección de Ourense y en la candidatura de 2003. Logró seis ediles, los que habrá ahora, y comenzó una lenta recuperación hasta alcanzar el gobierno en 2009. La historia puede repetirse, otra vez.

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