Pasa a disposición judicial el detenido por el tiroteo de Maceda

photo_camera El detenido por el tiroteo de Maceda fue llamado al Juzgado de Instrucción número 1 de Ourense este domingo
El pueblo de Maceda, que vivió una noche muy difícil el 2 de noviembre, aguarda con expectación las declaraciones del detenido y supuesto autor del tiroteo que los desveló hace dos meses

El supuesto autor del tiroteo de Maceda pasó a disposición judicial hoy a las 12 de la mañana para declarar ante el juez, tal y como estaba previsto, después de haber sido detenido el 5 de enero, dos meses y tres después del tiroteo. Tras permanecer en la Comandancia de la Guardia Civil, el varón fue llamado al Juzgado de Instrucción número 1 de Ourense. 

 A las doce en punto, llegó a los Juzgados de Ourense en un coche patrulla de la Guardia Civil. A las 13,00 horas, seguía declarando ante el juez de guardia y asistido por un abogado de oficio; y, de hecho, el detenido estuvo más de hora y media ante el juez.

La búsqueda

Las actuaciones se declararon secretas, y la investigación sigue abierta. En cuanto a la búsqueda, fue intensa durante el espacio de tiempo ocurrida entre este suceso, que conmocionó al pueblo de Maceda, y la detención del acusado, al que se le considera autor de un delito de homicidio en grado de tentativa. La víctima tuvo que permanecer durante días en reanimación en el CHUO para tratar sus importantes heridas de bala en cara, tórax y abdomen. 

Sobre el detenido no ha trascendido una gran cantidad de datos, pero se sabe por fuentes consultadas que es de Pereiro de Aguiar, y logró mantenerse en paradero desconocido desde el tiroteo hasta que finalmente el trabajo de las fuerzas de seguridad permitió su detención. 

Y dicha detención coincidió, precisamente, con la mejoría del estado de salud del herido, al que ya se le había podido además tomar declaración, algo clave para desentrañar lo ocurrido la noche del 2 de noviembre en Maceda, aquella noche en la que los vecinos de la calle Cardenal Quiroga no pudieron pegar ojo.

Al principio, algunos de ellos pensaron que había caído el mueble, la realidad fue más cruda. Rodríguez les pidió ayuda, al grito de: “¡Ayuda, me quieren matar y robar!”

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