Las tierras de Maceda y el monte Medo fueron el escenario idóneo para descubrir los secretos mejor guardados de la geología provincial por parte de un grupo de aficionados.

Paseo geológico en Maceda

Seara -a la izquierda-, con los participantes en el Geolodía. (Foto: )
Aunque les cueste creerlo, en principio Galicia fue un mar y ahora es nada menos que una llanura con escalones de distintos tamaños, repartidos por aquí y por allá, que en el Cuaternario fueron encajándose, formando los ríos y paisajes tan espléndidos como el Cañón do Sil. Este y otros muchos detalles nos fueron dados a conocer a los que el pasado domingo día 8 de mayo celebramos el Geolodía -Día de la Geología-, organizado por la Sociedad Geológica de España y el Campus de Ourense, con el fin de dar a conocer la importancia de esta disciplina y su presencia en nuestras vidas.
Algo másde 40 personas de distintas profesiones y procedencias, unidos por la curiosidad y las ganas de aprender, recorrimos durante todo el día la comarca de Maceda, dirigidos por el geólogo José Ramos Seara, profesor con inmejorables dotes didácticas, que hizo posible que algo tan árido y duro como son las piedras, su formación y su presencia en la naturaleza, se hiciera comprensible y ameno para unos meros aficionados.

Con Seara aprendimos que no hay elemento más agresivo en la naturaleza que el agua, capaz de convertir el granito en sábrego, por ejemplo; que los ríos cuando hacen ruído en realidad se están quejando por el esfuerzo que les cuesta abrirse paso, o que una 'marmita' es el hueco que hace el río en la roca, según se puede comprobar en el agradable paseo sobre el Loña en el municipio de Pereiro de Aguiar. Seara nos advirtió de la enorme fuerza de las arcillas, capaces de romper bloques de cemento si no se hacen bien (en Madrid, en el barrio de Horcasitas, hubo que derribar varios edificios a los que la arcilla se iba comiendo).

Si se sube al monte Medo en un día despejado, podrá comprobarse lo que es Galicia en todo su esplendor, con la llanura, los pliegues y los cañones de los que hablábamos al principio. Ante el espléndido panorama del valle de Maceda, Seara asegura que en Galicia hubo dinosaurios, aunque no dejaron restos. Ni siquiera el asqueroso olor a purines que contamina la belleza del paisaje fueron obra de los dinosaurios...

Al final del recorrido, la visita a la boca de la mina Valdrei se convierte en un paseo por la historia al recordar los años de esplendor de la minería gallega, las dos grandes guerras mundiales, cuando los alemanes las explotaban para conseguir el wolfram con el que fabricar armamento. Fue un Geolodía completo, ilustrativo y ameno. Apúntense para el año que viene.

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