La pérdida de aptitud impide ir al volante a 445 conductores

La crispación de la pandemia se ha trasladado a las carreteras: más medicados y veloces 

Casi dos mil conductores ourensanos no pueden conducir actualmente por distintos motivos más allá de disponer o no de un vehículo, lo que supone el 1% del censo (190.000). La privación judicial que imponen las sentencias de delitos contra la seguridad del tráfico, el déficit de puntos tras varias sanciones administrativas o la pérdida de aptitudes psicofísicas son las tres razones por los que la Dirección General de Tráfico puede impedir circular. 

Un total de 445 personas no puede, por ahora, ponerse al volante porque la Inspección sanitaria avaló que no son aptos por deterioro cognitivo, enfermedades o padecimientos psíquicos que requieren medicación que pueda influir en la conducción.  Los policías locales o agentes de la Guardia Civil saben que el casi medio millar que figura a nivel oficial es mayor. “Hay renovaciones en los psicotécnicos en las que el conductor oculta que toma medicamentos contraindicados”, explican fuentes de Tráfico. Por este motivo, hay voces que reclaman que los profesionales médicos de los centros de renovación  tengan acceso a la historia clínica del paciente a través de la plataforma Ianus del Sergas.  

La pérdida de aptitudes se puede detectar en los centros de evaluación pero también, en ocasiones, reconoce David Llorente, el jefe provincial de Tráfico, porque la familia del conductor lo comunica. Hay otra posibilidad, según explica un agente: “Los guardias o policías, en los controles de infracciones, pueden detectar el uso de medicación contraindicada -la somnolencia resulta delatadora- por lo que se eleva la posible retirada del carné a la Dirección General de Tràfico (DGT), que a su vez pide un informe a la inspección sanitaria”, añade.

Pero no solo el consumo de medicamentos pasa factura al conductor del post-confinamiento y la pandemia. “La mayor crispación se traslada a la conducción y las velocidades aumentaron estrepitosamente, además del consumo de drogas, sobre todo vemos mucho cannabis y alcohol”, asegura un agente.

Llorente no duda en reconocer que en Ourense se constata que “un problema con las adicciones y abusos”. La colaboración de la administración sanitaria se antoja imprescindible. “Debería modificarse la norma (leyes sanitarias) para que nos comunicaran de oficio la dependencia a sustancias”, añade. En las renovaciones de permisos no se detectan salvo “un deterioro físico evidente”.

En el ranking de motivos que impiden conducir una vez obtenido el carné, están las pérdidas administrativas por carencia de puntos: 847 afectados.  En 2021, 7.149 conductores fueron sancionados en la provincia por la comisión de 7.773 infracciones (alguno repite). Es decir, en Ourense una media de 20 conductores diarios vulneran alguna ley de tráfico que implica la retirada de puntos (25.212 el pasado año).  Un total de 3.569 se vieron perjudicados por exceso de velocidad; 1.014 por alcohol y 580 por dar positivo en drogas, entre otros.

SIN CARNÉ HASTA 2035

 A nivel judicial, hay en estos momentos 431 condenas por delitos de tráfico con privación del derecho a conducir. Empeñarse en conducir cuando no se tiene saldo de puntos y conducir bajo los efectos del alcohol son los principales motivos que llevan al ourensano al banquillo por delitos contra la seguridad vial. Las reiteraciones de los quebrantamientos tiene efectos a largo plazo. Hay tres conductores de Sandiás, Ourense y Monterrei que no podrán conducir hasta el horizonte de 2035, en el primer caso, y 2030, en el segundo

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