ENTREVISTA - OURENSE

“Hay personas y delitos difíciles pero no imposibles de reconducir"

O Pereiro de Aguiar. 24/10/2019. Entrevista al director del centro penitenciario de O Pereiro de Aguiar, Francisco González Pèrez.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Francisco González, durante la entrevista en el centrro penitenciario. (Foto: Xesús Fariñas)
Francisco González Pérez es director del Centro Penitenciario de Pereiro de Aguiar

Francisco González conoce el centro penitenciario de Pereiro -rehúye de la palabra cárcel- al dedillo. El conocimiento que brindan  31 años consagrados al mismo lugar pero desde distintos puestos. Por eso, cuando hace un año siendo encargado de la gestión económica y recursos (administrador) le encomendaron la dirección, no hubo sorpresas. Es un funcionario respetado y apreciado no solo de puertas para dentro, sino por los colectivos externos que trabajan con los internos. 

Antes de comenzar la entrevista, sobre una gran fotografía aérea, hace los honores: se detiene para explicar cómo es la infraestructura que dirige, con unas peculiaridades físicas que favorecen el contacto. Y escoge el antiguo campo de fútbol de tierra, reconvertido en el jardín principal donde los reclusos socializan -"no hay uno tan cuidado en Ourense como este"- para las primeras fotos. "La vegetación humaniza", comenta con una cercanía que para nada resulta tramposa.

¿Cómo ha sido el cambio de gestionar cosas a gestionar 290 personas? 

Por mi formación académica, además de los números, siempre me gustó todo lo relacionado con el área de tratamiento y actividades. No fue un cambio drástico porque toda mi vida laboral se circunscribe a este centro penitenciario.

Estudió para dar clases a chicos buenos y sin embargo se enfocó hacia los más malos. 

Un porcentaje muy alto del personal penitenciario tiene titulación universitaria. Las circunstancias de la vida te llevan a donde a lo mejor no tenías pensado. Estoy muy orgulloso de ser penitenciario. Para mí es un trabajo gratificante, pese a los disgustos y quebraderos de cabeza, porque intentamos ayudar a las personas. Las condenas son derivadas de carencias o problemas y con programas de tratamiento intentamos modificarlas, pensando en la salida. Es la mejor garantía de que no vuelvan a delinquir.

Esta prisión tiene fama de ser cómoda.

Antes de que en Galicia abrieran los centros tipo (A Lama, por ejemplo) llegamos a tener 600 internos. Pero yo no creo que se pueda hablar de cárcel cómoda o incómoda ya que  los objetivos de reinserción siguen siendo los mismos.

Algunos podrían pensar que una prisión con piscina es algo menos dura

El objetivo debe ser que el cumplimiento de las penas privativas de libertad esté orientado a la reeducación y, por lo tanto, la finalidad es tener las mejores instalaciones para alcanzar los fines que nos marca la Constitución. En este centro, el uso de las instalaciones (gimnasio, polideportivo, escuela, salón de actos, piscinas en la comunidad terapéutica intrapenitenciaria del Proyecto Hombre y el módulo de mujeres) está muy regulado y encaminado a unos objetivos . Lo más importante es que el centro penitenciario de Pereiro sea lo más humano posible y que ese carácter humanizador se traslade a la convivencia. Además, la dureza la determina el perfil de los internos o la estructura arquitectónica. Pereiro tiene una estructura privilegiada, única en España, más humanizada: con muchos espacios verdes y con una disposición que favorece el contacto permanente de los internos con los funcionarios. En los centro tipos, es a través de una cabina. Aquí nos conocemos todos.

¿El perfil del delincuente ha mudado? De los años duros de la heroína y los atracos a la irrupción de nuevos tipos delictivos.

Los tipos delictivos con mayor representación en la población reclusa son los delitos contra el patrimonio y el orden socieconómico (robos, hurtos y residualmente estafas y apropiaciones indebidas). Después tenemos el tráfico de drogas y seguridad vial (hace 10 años no existía). En tercer lugar, están los delitos relacionados con violencia de género con 43 internos actualmente. Y en menor medida, los delitos contra la vida (20) y contra la libertad sexual. Para que una persona condenada por delitos menos graves ingrese tiene que ser reincidente. El Código Penal ofrece múltiples alternativas para evitar la privación de libertad por esos delitos con medidas alternativas en medio abierto que han redundado en una bajada importante de la población reclusa. Nosotros tenemos 290 internos -18 mujeres- pero en el servicio de gestión de penas y medidas alternativas tenemos 293 (151 con trabajos en beneficio de la comunidad, 51 con programas de tratamiento -contra la violencia doméstica, hurtos, daños- y 46 en talleres de seguridad vial.

¿Hay perfiles imposibles?

No. Hay ciertas personas y delitos que son más difíciles, pero como profesionales penitenciarios debemos  intentar reconducir a todos.

Pero hay quien nunca llega a reconocer que se ha equivocado...

Eso no quiere decir que no lo intentemos. Hay que mantenerse en el terreno de la posibilidad en base a un trabajo serio, riguroso y con programas científicamente contrastados. Eso sí, somos conscientes de las limitaciones terapéuticas que presentan ciertos perfiles de personalidad así como ciertas psicopatías. En la comunidad terapéutica hemos conseguido muchos logros. La reinserción no puede ser una utopía sino la finalidad de esta institución.

¿Y qué ocurre después? ¿Hay muchos estigmas cuando se ha pasado por una cárcel?

No creo. Probablemente cuando salgas esta noche a tomar una cerveza te sirva uno de nuestros internos de tercer grado. ¡Y no pasa nada! Después de la cárcel, hay familia, que juega un papel muy importante, amigos, trabajos... 

¿Cómo se soporta psicológicamente una vida tan reglada?

El día a  día está muy pautado pero no es espartano. Claro está, las condenas más largas son las emocionalmente más costosas. Nuestro empeño es que siempre estén participando en algo y rentabilizar el tiempo, ya sea en actividades educativas (escuela), trabajando en talleres productivos, participando en programas de tratamiento o incluso practicando deporte.

¿Hay conflictividad?

Es muy baja. Poco más de un centenar de expedientes disciplinarios leves al año.

Hay quien cree que de la cárcel enseguida se sale. ¿Un tópico?

Las condenas se afrontan de forma individual en distintas fases, y disfrutar de permisos, una vez cumplida la cuarta parte, o con un tercer grado en caso de una evolución favorable no implica dejar de cumplir la pena. Sigues privado del derecho de libertad y con una vida muy reglada. Además, en caso de una involución tratamental se podrían revocar esos permisos o la regresión de grado.

¿Cuál es su programa estrella?

Tenemos 15 y todos ellos son importantes porque van enfocados a distintas carencias , con la colaboración de ONGs y entidades: comunidad terapéutica, intervención sobre violencia de género, con discapacitados intelectuales, para el control de agresores sexuales, terapias con animales, obtención del carné de conducir, módulos de respeto, prevención de recaídas, para internas víctimas de violencia de género...

¿Un enfermo mental puede estar en una prisión como esta?

No es el mejor sitio, aunque tenemos programas enfocados a la enfermedad mental.

¿Qué le falta a esta prisión?

Tenemos que volver a innovar y devolver al centro a lo que fue hace unos años, referente en muchos programas. Vamos a empezar ahora uno con perros en colaboración con la protectora para cuidarlos, educarlos y después darlos en adopción.

Te puede interesar