TRIBUNALES - PROVINCIA

Le piden cuatro años tras morir su pareja en accidente de tráfico

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Los hijos de la víctima sostienen que el acusado, que regresaba con la fallecida de una boda, conducía ebrio

Un vecino de la ciudad, Jesús Pérez Prado, se sentó este viernes en el Juzgado de lo Penal acusado de un homicidio por imprudencia tras sufrir un accidente de circulación en el que perdió la vida su pareja, de 54 años, (la mujer viajaba de copiloto) cuando ambos regresaban de una boda. El siniestro mortal (el acusado resultó herido) ocurrió pasadas la nueve de la noche del 16 de julio del 2016 en la carretera ou-1112 (Xinzo-Os Blancos-Calvos de Randín), a la altura de la localidad de Parada de Ribeira. El vehículo, tras salirse de la calzada, colisionó contra una tajea de hormigón.

Los hijos de la víctima, acusación particular, entienden que la salida de vía se produjo porque Jesús Pérez Prado conducía bajo los efectos del alcohol. Le acusan de un homicidio por imprudencia por el que le piden cuatro años de cárcel. Ayer el abogado de la familia, Juan Anta, recordaba en el estrado que "todos los testigos presentes en la boda aseguraron que Jesús Pérez había bebido cervezas, vino, licores y champán", dijo, puntualizando que lo hizo "a sabiendas que no podía beber a causa de la medicación que estaba tomando. Hay testigos que aseguran que no mantenía la verticalidad".

El abogado defensor del acusado, Luis Salgado, defiende la versión contraria. Basa su argumento en que el personal sanitario que lo atendió declaró que en todo momento "mantuvo una conversación coherente y con una pronunciación clara", apuntó recordando que a la hora de atenderlo en Urgencias del CHUO "no se activó el protocolo por alcoholemia. No hay prueba que nos diga que conducía ebrio".

Al acusado le realizaron una extracción de sangre en el CHUO para fines terapéuticos, pero la muestra ya había sido destruida, según Juan Anta, cuando se judicializó el accidente. 


"Celos, todo por celos"


Manuel Colmenero, un conductor que precedía a Jesús Pérez antes del accidente, declaró este viernes durante la vista que el acusado "conducía normal". Fue el primero que los socorrió y recordaba que el conductor sangraba por la cabeza y no paraba de repetir: "Celos, todo por celos". 

El acusado no hizo uso del turno de la última palabra. Abandonó el edificio judicial sin hacer ningún comentario sobre el accidente. Su abogado achaca el siniestro a que su compañera, durante una discusión, dio un golpe al volante y el coche se salió de la carretera.

La fiscalía no ejerció acusación al, una vez analizadas la pruebas, no apreciar delito. 

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