Vandalismo

Pintadas, orines o cristales, la otra “resaca" del Casco Vello

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photo_camera El deterioro de una de las fachadas de Cabeza de Manzaneda. (MIGUEL ÁNGEL)
Comerciantes y vecinos de la zona reclaman acción municipal frente al vandalismo de la "movida"

La difícil convivencia entre la "movida" nocturna de la ciudad y vecinos y comerciantes del Casco Vello se agudiza con el paso de las semanas. Tras la creación de la Asociación O Cimborrio para reclamar el derecho al descanso en la zona, y de las varias reuniones con el gobierno local –que avanza en la creación de una comisión de seguimiento para elaborar una nueva ordenanza contra el ruido–, la situación no mejora. "Esto cada vez va a peor", señalan los afectados. 

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En la tarde de ayer, tres patrullas policiales acudieron a Cabeza de Manzaneda a causa de una pelea entre clientes de uno de los bares de la calle. "Cada vez es más común que haya problemas ya antes de la noche", aseguran desde la zona. En la madrugada del domingo, vecinos de la misma calle y de Pena Corneira presenciaron desde su ventana una "gran pelea", que movilizó a Policía Nacional y emergencias sanitarias. "Cada vez hay más grescas entre la gente que viene, y cada mañana nos despertamos con más desperfectos, están destrozándonos el barrio", señala una vecina de Pena Corneira. Pintadas, orines, cristales, vómitos o mobiliario destruido forman parte del panorama habitual de la resaca de la "fiesta". "¿Dónde están las autoridades cuando se las necesita?", se preguntan los afectados. 

“Llego y me toca limpiar"

En la zona hay numerosos locales, que sufren en sus puertas y escaparates el vandalismo nocturno. "Llegas a trabajar el lunes y lo primero que haces es limpiar, porque tienes botellas, vasos y colillas, cuando no cosas peores, en la entrada del negocio", señalan desde Pena Corneira. Los comerciantes se ven obligados a limpiar su entrada e, incluso, llamar al Concello: "El suelo de la acera está pegajoso por las mañanas, por el alcohol, y me canso de avisar para pedir que vengan a fregarlo". 

En algunos casos, las consecuencias de la "movida" llegan al interior del local: "Hoy –por ayer– abrí por la mañana y vi que tenía orines, se notaba por el olor, hasta la mitad del bajo... así que nada, lo primero, tuve que limpiar todo". En Cabeza de Manzaneda hay un callejón de acceso a garajes que cada jueves, viernes y sábado por la noche se convierte en un "meódromo", como la puerta del patio del Colegio Carmelitas: "Hay de todo, he visto tampones, compresas... vienen aquí, se ve que no hay baños". 

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Las pintadas también son comunes en fachadas y escaparates: "Este fin de semana pusieron una nueva, tendremos que limpiarla". 


Desde la tarde


Vecinos y comerciantes de la zona aseguran que el ambiente comienza a enturbiarse desde la tarde: "Nosotros estamos dentro trabajando y de repente oímos gritos entre los clientes de un bar y de otro, se insultan, se amenazan... Esto hace años no lo había, pero de un tiempo a esta parte... nos están robando el barrio". 


Menores


Desde el Casco Vello alertan del incremento del número de menores en las noches de "movida". "Los ves, son chavales que están bebidos, drogados, que no razonan, no tienen respeto ni por los vecinos ni por nadie....", señalan los afectados, que reclaman al gobierno local "soluciones reales" frente a la situación del barrio. "Tendrán que multar, que vean que hay consecuencias", exigen.


Una veintena de reclamaciones por incumplir licencias y servir a menores


La asociación O Cimborrio presentó ayer en el Rexistro Xeral una veintena de reclamaciones por incumplir licencias y servir alcohol a menores. Los vecinos aseguran que al menos 11 locales deberían ser sancionados por cometer ilegalidades como cerrar más tarde del horario permitido, funcionar como pub pese a tener licencia de café bar o cafetería, colocar más sillas y mesas de lo que pueden o mantener el volumen por encima de lo debido durante la noche. En varios casos, las reclamaciones aseguran que se ha visto a menores consumiendo alcohol en las puertas de los locales, que permanecía con las puertas abiertas.

Los afectados exigen que el Concello lleve a cabo una inspección a todos aquellos locales que están regularizando actualmente sus equipos musicales o insonorizando las paredes para evitar que se pierdan los datos guardados por los sonómetros –que recogen el registro de los últimos dos años–. 

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