Entrevista

Abel Barandela: "Pintar con vino es mi sello de identidad, me distingue de los demás"

Abel Barandela
photo_camera Abel Barandela
Tras recorrer una larga travesía que le ha llevado a exponer por toda la Península, al fin su obra llega a Ourense, a la Galería Visol

El ourensano Abel Barandela (Ourense, 1972) lleva utilizando al vino como técnica pictórica más de una década, desde que en una cena con amigos le impresionó cómo evolucionaba una mancha de tinto sobre el mantel hasta desaparecer. Tras recorrer una larga travesía que le ha llevado a exponer por toda la Península, al fin su obra llega a Ourense con una exposición que ocupa las paredes de la Galería Visol hasta el 14 de octubre.

¿Cómo se siente al mostrar al fin su trabajo en Ourense?

Estoy muy agradecido. Como dice el refrán, "nadie es profeta en su tierra", pero casi 15 años después expongo en mi ciudad natal. La colección está compuesta por una treintena de cuadros: acrílicos, óleos y sobre todo posos de vino centrados en nuestras costumbres, con paisajes de aldeas y las ciudades de Santiago y Ourense. 

¿Es su obra la prueba de que estamos gobernados por casualidades?

Nunca sabes dónde te va a hacer tropezar el destino. Después tuve curiosidad y pasé por continuos ensayos hasta conseguir que el vino no desapareciera, mezclándolo con acrílico o acuarelas y aplicando látex concentrado al soporte. El vino proporciona un resultado peculiar, al oxidar el color, y aporta un sello de identidad propia que me distingue de los demás . Eso sí, tampoco se trata de coger licor café, arena, remolacha o lo que sea y hacer manchas. Siempre hay que aportar una obra de calidad, sin reírte del público. 

Usted emplea solo vino de Barrantes.

Es muy espeso y da más juego para conformar las piezas. Bodegas de la Ribera del Duero y Rioja contactaron conmigo para darme uvas Graciano, Garnacha y Ancellotta, que también tienen un pigmento bastante fuerte. Eso sí, con vino blanco hice experimentos pero no funciona porque es muy pegajoso. 

Usted en su obra relata estampas del pasado reciente, y el vino funciona como filtro de tono “nostálgico".

Al oxidarse la pintura quedan colores sepia que recuerdan a las fotografías antiguas de nuestros abuelos. También tengo una colección que plasma coches y motos de los 70 y ha logrado mucha aceptación. Al principio pintaba motivos relacionados con el vino, como tabernas o vendimias, luego lo llevé más allá: mariscadores, escenas de calles, juegos tradicionales... Mi obra ha llegado a lugares impensables, como Miami, Nueva York o China, y a personajes públicos como el rey emérito, Carlos Blanco o David Cantero. 

Te puede interesar