Movilidad

Un plan de movilidad aún “en pañales" dificulta la distancia social en la ciudad

Dos personas se cruzan el pasado jueves en la rúa Ramón Puga, sin espacio para separarse. (Foto: Óscar Pinal)
photo_camera Dos personas se cruzan el pasado jueves en la rúa Ramón Puga, sin espacio para separarse. (Foto: Óscar Pinal)
Peatonalizaciones, ampliación de aceras o plataformas únicas, algunas acciones que facilitarían los paseos de los vecinos

En tiempos de confinamiento y salidas con restricciones, el espacio público es más cotizado que nunca, motivado por las normas de distancia social que las autoridades recomiendan para que los paseos y actividades deportivas permitidas al aire libre no se conviertan en un potencial foco de contagios. En la ciudad de Ourense, envuelta desde hace tiempo en la necesidad de acometer un ambicioso proyecto de transformación de su movilidad, la pandemia ha atropellado un proceso que ya arrastraba importantes retrasos.

"Claro que sería necesario ejecutar este plan porque ya en las primeras medidas que se proponían adoptar estaba ese plan de ampliación de aceras, estudios de peatonalizaciones", comenta la arquitecta Paula Feijóo, que junto a su compañera Emma Noriega, del estudio Urba+, ha desarrollado el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de Ourense, la "biblia" que debe guiar las actuaciones del Concello para afrontar la segunda gran peatonalización de una ciudad que, salvo el Casco Vello y un puñado de calles en otros puntos, no dispone de grandes espacios para evitar la acumulación de gente en las aceras y en la vía pública

"A lo mejor, aprovechando la crisis del coronavirus, sí sería un buen momento para empezar a hacer pruebas", sostiene el concejal de Infraestructuras, Miguel Caride, encargado de guiar el proceso de orientar la movilidad de Ourense a un modelo con el peatón en el centro. Así, aunque Caride defiende que los principales ejes de movilidad a pie en la ciudad están ya preparados para cumplir las normas, lo cierto es que en la zona centro, en barrios populosos como A Ponte y O Couto o el entorno del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), áreas con mucho tránsito, se echa ahora de menos que las intenciones de pacificar el tráfico no hayan pasado todavía del papel salvo por acciones aisladas como la restricción de tráfico en Xocas, Cardenal Quevedo y Concordia, que sí ofrecen el espacio necesario para garantizar el cumplimiento de medidas.

Sin condiciones

El trabajo de campo para realizar el PMUS reflejó que el 75% de los ourensanos considera "escaso" el ancho de las aceras, criticando también el mal estado de muchas de ellas y los problemas de accesibilidad, cuestiones que el rediseño de la movilidad debía abordar para implantar, por ejemplo, la denominada plataforma única o un mejor reparto de los usos de las calles, terminando en un futuro algo más a largo plazo con la creación de una gran almendra peatonal entre As Lagoas, San Francisco, Progreso y Mariñamansa.

"Es una pena no haber avanzado más antes. Nosotros llegamos y nos pusimos a hacer el PMUS, montar la oficina de movilidad, estudiar aforos. Ahora es cierto que nos coge toda la incertidumbre, pero nuestra idea es seguir adelante", expone Caride.

La arquitecta Paula Feijóo reconoce el "hándicap" de la situación actual y anima al gobierno municipal a ser "valiente y ambicioso porque si no cruzarse va a ser inevitable y hace falta seguridad para caminar", proponiendo incluso adoptar medidas de carácter provisional ante la caída del tráfico rodado, que servirían también como banco de pruebas para el futuro.

El edil de Infraestructuras recoge el guante y asegura que a lo largo de la semana entrante están planificadas varias reuniones para decidir si hace falta modificar algo. El entorno del Parque de San Lázaro, una de las zonas marcadas en rojo para modificar su aspecto en este mandato, podría ser una oportunidad. "Es una posibilidad", reconoce Caride. El PMUS recoge que en toda esa zona hasta el cruce con Valle Inclán se prevé una plataforma única que sitúe al mismo nivel coches y peatones, siempre con preferencia hacia estos últimos.

Incluso el Gobierno central, a través del Ministerio de Transición Ecológica, ha recomendado a los ayuntamientos por medio de la FEMP facilitar la movilidad, tanto a pie como en bicicleta, entendiendo que serán un arma más para derrotar al coronavirus y evitar posibles nuevos contagios. Asimismo, la disputa del espacio público para una movilidad sin riesgo también choca con la colocación de las terrazas hosteleras, en un momento en que la necesidad de espacio para los negocios se convierte también casi en una necesidad. Sin duda, un cambio de paradigma. 



Otras ciudades gallegas buscan facilidades para los peatones

Durante estos días, otras ciudades gallegas se han movido para facilitar la vida a los ciudadanos y garantizar que se pueda cumplir la distancia social ante la perspectiva de que las salidas para dar un paseo puedan provocar aglomeraciones, especialmente en días festivos o de fin de semana.

En Vigo, el alcalde de la ciudad, Abel Caballero, anunció que 34 calles pasarán a ser peatonales en festivos y domingos "con el objetivo de facilitar el esparcimiento de las familias", medida similar a la adoptada en A Coruña.

Mientras, el bipartito PSOE-BNG que manda en Lugo ha optado por recomendar a sus vecinos que circulen por la acera derecha, buscando que cada extremo de la calzada sea de un sentido, medida que han planteado otros concellos de menor tamaño en Galicia. Preguntado sobre estas posibles medidas en Ourense, el concejal Miguel Caride apunta que "las valoraremos".

Fuera de la Comunidad, otras ciudades como Vitoria, Barcelona o Valencia también están optando por ganar espacio para los peatones y las bicicletas al coincidir el confinamiento con una notable reducción del tráfico rodado que, también en el caso ourensano, facilitaría cumplir el distanciamiento social.

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