CRÓNICA

“No podemos trabajar ni tampoco tener ayudas"

Celanova es una de las zonas que acogen a más población procedente de Venezuela, y viven entre dos aguas: "Cuando llegamos no nos podíamos imaginar que pudiera pasar esto" 

Cuando se supere el estado de alarma, ¿qué va a pasar? La provincia encara una problemática importante con su extensa comunidad procedente de Venezuela y otros países, como República Dominicana, Cuba o  Colombia, colonias cada vez más extensas. Gente que había pedido asilo en mayo de 2019 y que debería recibir ahora luz verde no lo está haciendo por la parálisis provocada por el estado de alarma. 

En Celanova, la comarca que acoge a más venezolanos en la provincia, hay situaciones dramáticas. Familias que penden de un hilo y que sobreviven gracias a ayudas de Cáritas o Cruz Roja. "Queremos trabajar, que quede claro que aquí nadie viene a pedir una ayuda,  pero nos encontramos con que no nos lo permiten", relata una mujer que llegó con parte de su familia el pasado mes de septiembre a la comarca. 

"La ilusión que me mueve es por el futuro de mis hijas, que aquí van a tener más oportunidades"

Hoy, se encuentra con seis personas viviendo en casa, sin recibir ningún ingreso. Ella, pendiente de la petición de asilo registrada cuando llegaron el pasado mes de septiembre, y su marido, atrapado literalmente en Ourense al no poder regresar a Venezuela.

 "Llegó antes de todo esto de visita, para ver cómo estaba esto,  pero ahora no hay vuelos, no hay posibilidad de regresar, al menos hasta septiembre", señala esta mujer, que vino con su familia a la provincia, donde le unía el vínculo con sus dos hermanas, que ya residían aquí. A ella y su marido, se unen sus dos hijas, estudiantes, una en el instituto y otra en la universidad, también en casa al no tener clase. Y a ellas se une su hermana (ahora sin trabajo) y su hijo (también estudiante).

Una situación inesperada

 Con esos mimbres, la situación no es para tirar cohetes. "Cuando llegamos no podíamos esperar todo esto, quién se lo iba a imaginar", resalta esta mujer. Cuentan con la ayuda de Cáritas para recibir alimentos, y ayer mismo acudía a la Mancomunidad Terras de Celanova, donde le confirmaban que "va a salir ahora la renta mínima, pero que no estaba claro y no sabemos si nos podríamos acoger a ella". 

Ella, al igual que desde la asociación Cantaclaro, reconoce que "hay mucha gente que de verdad podría regresar a Venezuela", aunque ella mantiene la esperanza: "La ilusión que me mueve es por el futuro de mis hijas, que aquí van a tener más oportunidades, la situación allá no es buena para ellos". Su marido no planea quedarse: "Ahora aquí es difícil para él". 

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