CRÓNICA

El poder, Conde y el Cabildo: las esculturas de la discordia

El artista, en una imagen de archivo
photo_camera El artista, en una imagen de archivo

El ourensano, Ramón Conde, ha expuesto en Santiago quince obras que simbolizan "la dialéctica del poder". Una de ellas ha merecido la reprobación del Cabildo por "dañar la sensibilidad de los peregrinos"

Hablen bien o hablen mal, lo importante es que hablen, dice el refrán popular. Algo así debió pensar el escultor ourensano Ramón Conde cuando el Cabildo de Santiago de Compostela anunció que sus obras "dañan la sensibilidad de los peregrinos".

El "casus belli" nace por una exposición de creaciones del autor en las plazas santiaguesas del Obradoiro y Praterías. "O Poder", así se llama la escultura de la discordia, se trata de un hombre vigoroso postrado en el balcón del Museo del Peregrino, tan ligero de ropa que no lleva ninguna. Conde dice estar "sorprendido de lo que da de sí el tema" al explicar que "nunca una obra mía había provocado una reacción de estas características". Si acaso, el artista sí "podía esperar algún comentario de parte de la sociedad civil, pero no de un grupo pequeño de personas que se esconden detrás de una institución".

La carrera del ourensano gira entorno a cuatro ideas clave. De ellas ha extraído la inspiración suficiente para exponer en la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid (Arco), en París o Londres, y le han servido para dar a luz a las figuras de "A Leiteira", en el Paseo, o el homenaje a los artífices del rallye de la provincia,Antonio Coleman y Estanislao Reverter, apoyados en el "Alpinche" que está aparcado al lado de la delegación del Gobierno. Son la naturaleza virgen, la solidaridad, la superioridad física y el relato de dominación entre el líder y el pueblo los ejes que vertebran su obra y que dan sentido al polémico montaje de Compostela.

Conde profundiza en el hilo narrativo de su exposición, programada hace más de un año con la colaboración con el Concello de Santiago. A su juicio, "O Poder representa la forma en la que in individuo consigue tener más adeptos". Pero no son los únicos, hay cuatro esculturas más que "representan los diferentes grados de sumisión de una sociedad frente al poder". En la Praza del Obradoiro, un hombre con una "gran cabeza tumbada significa que una idea puede ganar a la fuerza, como la imagen bíblica de David derrotando a Goliat". En las quince piezas de la muestra, hay una relación constante entre el lenguaje y el poder de la naturaleza.

En alusión a una hipotética retirada de las esculturas, explica que "es lógico que las mantengan. El clamor es a favor de la exposición". No obstante, no guarda rencor a la Iglesia: "No se puede decir que la Iglesia esté en contra. En este caso, es un número reducido de personas". De vacaciones, aprovechará para desconectar y pensar en sus futuros planes "en alguna galería privada".

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