El ministerio público y la acusación particular inculpan a dos ex socios, un gestor inmobiliario, ausente del juicio por enfermedad, y a un sicario de la desaparición del empresario en Valença do Minho

La Policía descarta que Collarte se fuese de forma voluntaria

Gerardo Torres a su llegada a los juzgados de Valença do Minho. (Foto: Nuria Currás)
Once años después de la desaparición del empresario ourensano Guillermo Collarte, de 72 años, comenzaba ayer el juicio contra los cuatro procesados por su secuestro en el mismo lugar en el que se le vio por última vez, Valença do Minho.
La primera jornada judicial -continuará el próximo lunes- se inició con sorpresas ya que de los cuatro imputados, sólo comparecieron tres: el industrial de Vilagarcía, pero vecino de Poio, José Gerardo Torres Abalo; el también ex socio de Collarte y empresario de Ponteareas Luis Sánchez Lavandeira y el portugués Víctor Manuel Días, quien en esta trama actuaría supuestamente de sicario. Mientras, Luis Lopes Rodrigues, gestor inmobiliario, no acudió al padecer una grave enfermedad. Estos dos últimos, los dos acusados portugueses, fueron condenados por extorsionar a la familia del empresario ourensano años después de la desaparición del mismo.

Ninguno de los imputados quiso declarar en el juicio ni contestar a las preguntas de los letrados, si bien, momentos antes de entrar en la sala de vistas, defendieron ante los medios de comunicación su 'inocencia'.

Según el escrito de acusación, Guillermo Collarte salió de su domicilio en Patos (Nigrán) el 5 de octubre de 1999 hacia Valença, en compañía de Gerardo Torres. Se dirigían a una reunión de negocios en la que estarían presentes Luis Sánchez Lavandeira y Jose Lopes. Estos tres, con el ánimo de facilitar el secuestro, le habrían dejado solo en el Edificio Mercado, unas obras donde tenían previsto construir locales comerciales (lonjas), en lo que considera la acusación un hecho planificado.

El móvil del supuesto secuestro, según la investigación judicial, no sería otra que el pretendido pago de la deuda exigida un año antes tras ser extorsionado . De hecho, Collarte, unos días antes de su desaparición, recibió en su domicilio llamadas amenazantes, en nombre de una organización internacional.

La Policía, en el interrogatorio de ayer, descartó por completo que Collarte se fuera por su cuenta'porque era una persona atemorizada y, resultaría, imposible porque estaba enfermo. Al inspector jefe que declaró le llamó la atención que los ex socios dejaran pasar casi dos horas hasta alertar a la Policía. En su opiníón, el móvil del secuestro serían las divergencias en la forma de llevar los negocios.

El delito de secuestro agravado contempla, en el Código Penal luso, penas que oscilan entre los 3 y los 15 años de cárcel.

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