Policías responsabilizan a bandas urbanas del aumento de las reyertas

La noche ourensana mostró una vez más su cara más hostil: el sábado dos bandas urbanas se enfrentaron en el casco histórico. No era la primera vez que se pegaban, sino que los enfrentamientos entre sus miembros son recurrentes en la ciudad. El disturbio se inició de madrugada. “Uno de los grupos está formado por jóvenes -de 25 años de media- del barrio de O Vinteún y A Valenzá y otro por personas latinoamericanas”, apuntó uno de los miembros de la Policía Nacional que intervino el fin de semana. Tras propinarse varios empujones, pisotearse y dar varios puñetazos, el conflicto quedó en stand by. Al día siguiente, cerca de las 12 del mediodía, los grupos se volvieron a ver las caras en un bar de la calle -ahora cerrado- y continuaron dándose golpes. Agentes de la Comisaría, que actuaron junto a la Policía Local, confirman que un joven partió un patinete en la espalda a otro. El conflicto siguió en la Praza Maior a las 12 horas y de nuevo en la calle Cabeza de Manzaneda a las 16, interviniendo finalmente los agentes y encontrando en el interior del establecimiento drogas, un puño americano y otras armas semejantes, según informaron más tarde. “Es uno de los problemas que notamos ahora, que aunque estas peleas entre grupos existieron siempre, ahora van armados”, señala un policía nacional. Conocidos de estas bandas relatan que se organizan entre ellos por Whatsapp -como en un grupo de amigos- y quedan para enfrentarse en persona, “todo de palabra”. Con esta última reyerta, suman diez peleas o riñas desde diciembre en Ourense. Las anteriores ocurrieron en Doctor Fleming, donde la Policía Local estableció por orden del concejal de Seguridad Ciudadana, Telmo Ucha, un dispositivo de refuerzo para las noches de viernes y sábado. También hizo lo mismo en Jesús Soria. ¿HAY PELIGRO? Pese a los dispositivos en las calles mencionadas, no hay un plan para el Casco Vello. En un comunicado emitido por la Policía Local, la concejalía afirma que a través de un vídeo en el que se ve el disturbio se podrá “identificar a las personas responsables de la pelea”. Además, señala que el trabajo conjunto de los cuerpos de seguridad “nos va a permitir en muy poco tiempo minimizar esta situación para seguir teniendo un ocio seguro”. Sin embargo, continúa faltando un ingrediente que algunos consideran fundamental. Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP), Roberto González, cree que “habría que montar más dispositivos para que haya más vigilancia”. González hace una regla de tres: “Si hay más presencia en estas calles, aunque sea cuando cierren los locales, será más fácil evitar estos disturbios o intervenir a tiempo en el caso de ser requeridos”. Explica también que estas oleadas de violencia ”vienen con la relajación de las restricciones”. Asegura que mucho tienen que ver el consumo de alcohol y las drogas por los efectos que provoca su consumo y porque, como indica otro miembro del cuerpo, “en muchas ocasiones los conflictos tienen que ver con el menudeo de drogas”. Los vecinos del Casco Vello, desde la Asociación O Cimborrio, dicen sentirse “inseguros en toda la extensión de la palabra”. Afirman que “se está degradando más si cabe la calidad de vida y condenando a esta zona a ser un espacio vandalizado y de sacrificio”. Ven absurdo que no se tomen medidas porque “son una docena de calles a peinar y en una franja horaria muy determinada”. Además, los residentes señalan que de forma desesperada “los vecinos se convirtieron en policía de balcón” y que hay padres preocupados porque “pegan con saña y nadie se mueve para ayudar, da pavor”. Desde el cuerpo nacional se cuestionan por qué el Concello no cierra los locales en los que se suelen reunir para minimizar los espacios de conflicto. Por otra parte, en Jesús Soria, zona también vigilada, una vecina afirma estar tranquila. “La pelea más problemática que vi fue la de dos adolescentes pegándose por un novio, así que estamos lejos de tener miedo”. Cree que se malinterpreta lo que ocurre: “Hay una convivencia normal, la última vez que la policía vino no había ni ruido ni peleas, no entendimos su intervención”, apunta. Este último episodio ocurrió el 15 de enero. Números agentes de la Policía Local y Nacional entraron en un bar de Jesús Soria, identificaron a varios clientes y registraron el establecimiento. El dueño lamentó que “se fuesen sin pagar” y afirma sentirse “acribillado sin estar haciendo nada malo”. ¿SOLO EN OURENSE? El aumento de la hostilidad y los altercados nocturnos no es una exclusiva ourensana. Lugo y Vigo registraron dos agresiones recientemente con graves consecuencias. En la ciudad amurallada, hace una semana, un hombre fue detenido por acuchillar a otro en una reyerta de entre 10 y 15 personas. Y en Vigo, dos jóvenes fueron hospitalizados el sábado tras recibir una brutal paliza de madrugada. Por otra parte, en la vecina Zamora, no se produjeron este tipo de altercados al levantarse las restricciones. Su Policía Local señala que “al contrario, hay una tranquilidad total”. “Es algo general en la comunidad, también en A Coruña ocurren este tipo de peleas frecuentemente, casi todas con heridos y objetos contundentes”, explican desde el SUP. “Es evidente que aumentó la violencia, se ve en la estadística de delitos de lesiones y desobediencia policial”, añade. En Ourense, este es el décimo episodio desde diciembre. La mayoría fueron protagonizados por grupos de jóvenes que iban armados. En dos ocasiones hubo mujeres implicadas, pero generalmente se trata de hombres. OTROS SUCESOS Además de esta pelea, el fin de semana la Policía Local levantó un acta de infracción a un joven que dio datos falsos de identificación y otra por faltas de respeto a los agentes. Además, recorrieron algunos pubs y bares para comprobar si sus dueños estaban pidiendo el certificado covid. En Santo Domingo, en Cabeza de Manzaneda y en Juan XXIII localizaron a personas que no lo habían enseñado. A un local de esta última calle también lo sancionaron por vender alcohol a menores y dejar fumar dentro. En el 062 también registraron 11 llamadas por ruidos en viviendas, locales y en la vía pública.