Política con bráquets

Los asientos de los diputados provinciales fueron ayer ocupados por escolares de la ESO del colegio Salesianos María Auxiliadora, jóvenes dirigentes por un día. Todo fue como la seda, un solo punto en el orden del día. Aprobado.

Breve y sin corbatas. El pleno infantil de la Diputación, ayer, nada tuvo que envidiar a uno llamémosle convencional. Eso sí, de apenas un cuarto de hora de duración. Protagonizado por los alumnos de primero de la ESO del colegio Salesianos María Auxiliadora, en una actividad enmarcada en la quinta edición de la Semana Escolar, con el Entroido y sus tradiciones como eje central.

Rosendo Luis Fernández, el vicepresidente de la Diputación, hizo de cicerone. Él sí con corbata. Tampoco necesitó demasiado tiempo, 15 minutos igualmente, ante unos asientos repletos, los de los pequeños figurantes de diputados y los destinados al público.

"Me gusta el Entroido por las tradiciones y la comida", dijo a modo de apertura uno de los destinados a las sillas de la oposición. Risa cómplice de Rosendo, que acto seguido dio a conocer algunos entresijos de la institución.

"La provincia de Ourense tiene 92 concellos, con una particularidad, sólo uno, la ciudad, cuenta con más de veinte mil habitantes. La mayor parte de ellos se mueven entre los mil y los cinco mil. Es una provincia con una orografía difícil y con una dispersión poblacional muy grande", ilustró Fernández.

Los escolares escuchaban, pero se morían de ganas de poder hacer preguntas. Tuvieron que esperar un poco más. "A la Diputación la llamamos el concello de los concellos, su misión es servir, cooperar y colaborar con todos. Los habitantes de cualquiera de ellos deben tener los mismos servicios que los de la capital, simplemente por una cuestión de equidad", remachó el vicepresidente, presto para someterse a un pequeño tercer grado.

Carrusel de preguntas

Llegó el momento. Primera pregunta: "¿De qué partido eres tú?" (le tutean pese a que ya ha pasado la sesentena, los tiempos han cambiado). "Yo soy del PP", respuesta rápida, se nota que la traía preparada de casa; segunda, "¿ha estado Feijóo aquí alguna vez?" "Varias", devuelve Rosendo, encantado con su papel. Reparte juego con el dedo, tu, tú, ahora tú. "¿Los diputados representan a todos los habitantes ourensanos?", "¿se ha desarrollado algún pleno fuera de Galicia?", "¿el número de diputados cambia en cada elección?", "¿cuál es tu trabajo?", "¿qué hay que hacer para venir como público?". Fin del interrogatorio. Rosendo se va a sus quehaceres.

Elena toma el testigo. Es la presidenta. Habla con una soltura que asusta, dirige con una autoridad que mete miedo, pim pam, pim pam. Pone sobre la mesa "el único punto del día", el Entroido. Va dando paso al resto de diputados, que hablan de termalismo, de turismo y de medio ambiente. Uno de ellos consigue que durante unos segundos noviembre se haya convertido en febrero. "El Entroido es magia, es el placer de lo prohibido, es el anonimato. El Entroido es romper las normas", enumera.

Todo va sobre la seda, no hay nada que discutir porque el Entroido es una fiesta que le gusta a todos. Nadie saca concienzudos estudios sobre esta o aquella obra, sobre este o aquel dinero. Nadie tira de hemeroteca para sonrojar al contrario. Pues nada, punto aprobado.

Ruegos y preguntas. Aquí sí hay sus más y sus menos. Varios diputados se preocupan por la seguridad. "Eso ya se verá" reciben como respuesta. Y claro, no les gusta. "No nos parece bien esa contestación", subraya el portavoz. La cuestión queda flotando en el aire.

Se acabó

Son las doce y ya está todo el pescado vendido. Llega el momento de inmortalizar la sesión, quien sabe si alguno de estos escolares no estará en un futuro ocupando uno de los asientos ya en plan profesional. Si vivirá de la política vamos. Foto de familia, pero mejor en las escaleras entre la segunda y la primera planta, que así salimos todos. Perfecto, ha salido bien. Hasta la próxima. 

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