Terminar una edición es poner en marcha el cronómetro para la siguiente. Guardar en cajas los retrincos del Entroido porque siempre encuentran nuevo uso
Entroido. O Antroido. Pero nunca Carnaval. Primera singularidad de la fiesta ancestral. Sátira, humor y tradición sin pausa. El brindis "De hoxe nun ano" cobra el sentido más amplio en la provincia, porque terminar una edición es poner en marcha el cronómetro para la siguiente. Los retrincos del Entroido se guardan en cajas porque siempre encuentran nuevo uso.
3, 2, 1...Estamos no Entroido! Para algunos el primero. El niño y el abuelo, una estampa que se repite con orgullo en cada una de las localidades ourensanas. Cada una con su tradición, cada una con sus personajes. El Entroido se mama, pasa de generación en generación, y por eso sigue vivo.
Pantallas, Cigarróns, Peliqueiros, Felos, Mázcaras, Folións, Troiteiros, Boteiros, A Pita, Gorgola, A Bonita: el Entroido es vuestro.
Capital de la transgresión
Una mujer posa tumbada sobre un cojín en un retrato de estudio. Ha escogido un atuendo de sultana y se alza con el primer premio de disfraces del Club Artístico de Ribadavia. Es el 28 de febrero de 1931. El galardón lo firman dos hombres en el reverso de la foto: presidente y el secretario de la asociación. Solo el ambiente del Entroido pudo permitir la aceptación social.
Hoy seguimos jugando a ser quien nos da la gana, al menos, por unos días. ¿Cómo no rendirse a la capital de la transgresión?
*Imagen: Foto Chao. Museo Etnolóxico de Ribadavia. (Extraída de Europeana)
