En la mañana de ayer comenzaron a realizarse controles en la frontera con Portugal, para cumplir con el cierre perimetral que regirá en todo el puente en Galicia e impide cruzar entre países. Después de que el viernes no se detectasen controles fronterizos, a primera hora de ayer comenzaron a instalarse, e incluso pudieron verse algunos dispositivos de vigilancia en la Baixa Limia y también en la frontera de Tui con Valença do Minho. Se prevén 132 controles móviles en todo el puente en Galicia.
Poca gente al otro lado
En uno de los destinos favoritos al otro lado de la Raia por los gallegos, la fortaleza de Valença do Minho, no había apenas tránsito en las calles. Los comercios que aún abren sus puertas estaban vacíos y sus responsables salían tímidamente a la puerta cuando pasa algún coche. Las medidas restrictivas tomadas por el gobierno portugués (desde hoy tienen toque de queda de 13,00 a 05,00 horas) y las aplicadas en Galicia "nos han perjudicado por partida doble en un fin de semana que podía ser un balón de oxígeno para el sector", explicaba la propietaria de una tienda de ropa para el hogar donde el único movimiento es el de las empleadas ordenando y volviendo a ordenar la mercancía.
En uno de los cafés de la céntrica plaza de la República, a escasos metros del Ayuntamiento, el silencio era casi absoluto. La lluvia y el frío han dejado desierta la terraza y en su interior apenas tres clientes toman café. La presencia de españoles, muy común durante los fines de semana y puentes, es ahora "nula, no hay ninguno".
Los carteles de "se traspasa" o "se alquila" comienzan a proliferar en las principales calles de la fortaleza. Algo poco habitual hasta hace poco y que ahora se puede ver en locales de diferentes sectores comerciales.
