Prioridades pandémicas

Si todo esto es un enloquecido experimento social para comprobar hasta qué punto un ciudadano puede soportar los plenos municipales sin perder la paciencia, los concejales ourensanos van por el buen camino. En caso contrario empieza a ser difícil acertar a describir lo que uno siente tras casi diez horas de debate telemático cuyo clímax, por intensidad y simbolismo, fue su arranque: hora y media hablando de la redistribución de sus propios sueldos. Es tan cierto que el tema del salario de los políticos se presta a la demagogia como que es perverso apelar precisamente a ese potencial populismo para justificarse.Nadie niega que los concejales deben tener un sueldo y que el PP tiene derecho a percibir las dedicaciones que les pertenecen tras la ruptura con DO. Solo faltaría. Pero definir este tema como "importantísimo", como señaló al principio de su intervención la portavoz popular, Flora Moure, igual es un poco exagerado y quizás no sea la mejor manera de ganarse la empatía de la ciudadanía en pandemia, con una crisis económica y la ciudad paralizada. Fue casi pornográfico escuchar con qué interés se desmenuzó cada detalle, cada retribución y cada traición, incluso solicitando la intervención del secretario municipal para recordar acuerdos previos. Y no parece que en esto tengan ni un gramo de culpa los medios, como desvió Moure al girarse contra la prensa por los supuestos "titulares llenos de errores" y televisiones locales que "hablan de carguiños y puestiños". A riesgo de ser calificado como un demagogo, estaría bien aspirar a esta misma implicación en otros ejes, quizás no tan importantes para ellos pero que sin duda pueden tener algo de interés. “Esto es lo más asqueroso" Igual que al rey no le renta tener a Vox de defensor, es posible que tampoco sea lo más beneficioso para el PP tener a Jácome de abogado. Cuando se vio que el PSOE no iba a aceptar el cambio en las dedicaciones, Jácome definió la actitud de Rafa Villarino -luego la amplió a Luis Seara- como "una de las cosas más asquerosas que he vivido en política". Lo repitió media docena de veces antes de matizar que tampoco le gusta la corrupción. "En esto me siento muy identificado con el PP. Me recuerda a mí cuando llegamos: el PSOE y el BNG me negaron durante 19 meses tener una auxiliar. Tuvimos casi que amenazar con el juzgado y mil historias", explicó el alcalde para recordar una lucha que sin duda marcó un antes y un después y que sirve para recordar con qué solvencia maneja todo lo referido a los sueldos que cobra DO -debe ser un tema importante para él-. Las pruebas En su triste búsqueda de demostrar que todos los políticos son iguales, el alcalde volvió a acusar a Seara de haberse reunido con Manuel Baltar en 2015 para mantener su sueldo en la Diputación. Tras negarlo de nuevo, el nacionalista le retó: "Se vostede ten algunha proba que demostre que me reunín con Baltar, móstreo: presento a miña dimisión e abandono a política. Téno fácil". La respuesta de Jácome fue, sin duda, clarificadora: "Si cree que miento, denúncieme en el juzgado y allí presentaré las pruebas. Yo no tengo que andar desvelando las fuentes que me han dado. Pero a la persona que me dijo eso que tiene pruebas se lo diré, y si esas pruebas, que yo las vi... Y con esas pruebas, si son suficientes, espero que usted dimita próximamente. Si esa persona las quiere revelar, que no sé si querrá revelar sus pruebas. Eso sí, si me denuncia en el juzgado sí que las va a revelar. Yo además tengo pruebas pero solo las revelaré si esa persona me autoriza o si un juez me obliga a revelar las pruebas en las que se reunió con Baltar. Usted es un mentiroso". El pasado y el futuro Después de escuchar cosas que sería mejor que hiciesen a puerta cerrada fue difícil seguir el hilo del resto del pleno. Sí que se pudo apreciar lo paradójico que es que el Archivo municipal se esté cayendo a trozos vista la enorme vigencia que por lo visto tiene la historia municipal en los debates plenarios: los arqueólogos-ediles de DO y PP excavaron una y otra vez en la herencia del bipartito para justificarse ante cualquier ataque. Ucha también se preguntó para qué iban a tener abierto el Campo da Feira si estamos en pandemia -por lo visto, Ourense es la única ciudad a la que las autoridades han prohibido organizar nada en el covid- y Ojea incluso fue más lejos al recordar que solo llevaban nueve meses en el gobierno. Jácome dijo el martes que llevaban 15 meses y en teoría en el calendario suman 20: si le añadimos además que han ido perdiendo concejales, igual estamos ante el primer gobierno Benjamin Button y no nos habíamos dado cuenta. Desparrame y fin Después del parón de media hora para comer la cosa todavía se desparramó más. Jácome dijo que se iba a por un helado, volvió al rato y lo peor es que uno ya no sabe si era una broma o realmente fue a comprar un helado. Igual que es difícil entender algunos argumentos del PP, para qué quiere terminar el BNG el centro de parques naturales o quién le recomienda a Villarino que siga hablando de "desparasitar" Ourense. El ruego de Pepe Araújo para homenajear a Vidal Souto (1948-2021) fue casi lo único salvable del pleno, aunque cada vez hay menos esperanzas de que el regidor autoproclamado "Robin Hood" de la cultura sepa quién fue el pintor. Precisamente, antes de acabar el pleno se vivió otro capítulo de su guerra contra las artes. Y tras escuchar sus nuevos argumentos para defender su bono cultural de 20 euros solo quedan dos conclusiones: o Jácome dice cosas que en realidad no se cree o piensa que todos somos algo gilipollas.