Crisis del coronavirus

La prisión: sin permisos, vis a vis pero con más teléfono

O Pereiro de Aguiar. 22/12/2008. Centro penitenciario de Pereiro de Aguiar.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera La cárcel de Pereiro de Aguiar tiene actualmente 324 internos.// Foto: Xesús Fariñas
Cinco internos permanecen en cuarentena porque llegaron del exterior, tal como marca el protocolo

 El coronavirus ha pillado a la cárcel de Pereiro de Aguiar con una ocupación un poco más alta de lo habitual, 324 internos (22 mujeres). Un medio cerrado dispuesto en 33.000 metros cuadrados en el que la declaración del estado de alarma se ha dejado sentir especialmente, con más medidas restrictivas añadidas a la que ya impera, y que se fueron adelantando de forma gradual desde el pasado día 12.


 Primero, los contactos vis a vis, tantos los íntimos como familiares o de convivencia, quedaron suspendidos. Ese mismo jueves, también las conducciones de internos (salvo por cuestiones judiciales o sanitarias). Tres días después, le tocó a las comunicaciones que los internos realizan los fines de semana por la mañana a través de un cristal. El domingo también quedaron interrumpidos los permisos de salida que estaban autorizados.


Pero el cisne negro en forma de virus también se dejó sentir en el día a día dentro del centro penitenciario de Pereiro. Una amenaza fantasma que lo va trastocando todo. Las oenegés y entidades que trabajan con los presos -Cruz Roja, Apes, Morea, Proyecto Hombre, Comité Antisida...- dejaron de subir. La escuela cerró para 60 reclusos y, ahora, el trabajo ya escasea. Un reflejo más de lo que ocurre en el exterior trasladado al confinamiento al que obliga el delito. 


Los 20 reclusos que trabajan dentro de Pereiro en piezas de locomoción y componentes de persianas se irán al "paro" en pocos días porque las empresas que les dan trabajo han cerrado la persiana. Sí continuarán laborando los 80 con trabajos en el servicio penitenciario: cocina, economato, lavandería, limpieza, comedor y auxiliar de psiquiatría.

"Los internos a día de hoy son la población más segura", asegura el director del centro penitenciario de Pereiro de Aguiar


Pero, sin duda, lo peor fue para los cinco internos (dos que regresaron de permiso, otros dos para cumplir condena y uno derivado desde el hospital tras ser atendido de una dolencia en un pie), quienes al llegar desde el exterior tiene que someterse a una cuarentena obligatoria antes de insertarse en la vida carcelaria normalizada. La cuarentena de 14 días implica celdas individuales, cero contactos con otros presos y visita individuales al patio. "No sabemos dónde estuvieron y se hace por prevención al igual que ocurre con la limitación del contacto con personas del exterior y los movimientos de gente hacia dentro", explica el director del centro penitenciario, Francisco González. Según añade, son medidas encaminadas a prevenir "que el virus entre en la institución, que no podemos olvidar que es cerrada, y con mucha población vulnerable por sus patologías".


Las medidas adoptadas por Interior al amparo del estado de alarma para la gestión del COVID-19  fueron menos onerosas para los reclusos en tercer grado (salen al exterior a trabajar y duermen generalmente en prisión). Desde esta semana, los 15 en regimen de semilibertad ya no tienen que regresar a la cárcel para pernoctar. Están controlado por pulsera telemática para asegurar que sí o sí permanecen en sus domicilios entre las once de la noche y las siete de la mañana.

La vida dentro

La vida dentro del centro penitenciario es ahora algo más tediosa pero, según recalca el director, se intenta paliar con más polideportivo, en grupos reducidos, y lectura de periódicos o revistas. Y hay más llamadas de teléfono. Las 10 permitidas a la semana, de 10 minutos de duración, han pasado a ser 15 e incluso podrían aumentar. La suspensión de la misa aún es una incógnita.
En el interior, están informados de la reclusión del exterior. A través de la prensa, la televisión y el propio "staff" carcelario. "Se les ha facilitado un folleto de 12 páginas a cada uno con información sanitaria, además de instrucciones precisas sobre medidas de higiene", explica González.
Los contactos con los funcionarios son normales, pero se procura  guardar las distancias de metro y medio. El director del centro penitenciario, tiene claro que los internos "a día de hoy (por ayer) son la población más segura". 

Las medidas contra el coronavirus en las cárceles

  •  Se suspenden  todas las comunicaciones ordinarias  dada la limitación de la libertad de circulación que tienen tantos los internos como las familias y amigos que les visitan.
  •  Se suspenden las salidas de permiso, salidas programadas y cualquier otra, salvo por causas de fuerza mayor o situación de necesidad.
  •  Los internos clasificados en tercer grado o que tengan aplicado el régimen de flexibilidad que se hallen destinados en centro de inserción social, secciones abiertas o centros ordinarios podrán salir para las actividades permitidas en el real decreto en  el que se declara el estado de alarma, adaptándose los protocolos establecidos cuando regresen.
  • Se ampliarán las comunicaciones telefónicas autorizadas, especialmente con sus abogados.

“Al ser población cerrada el problema de transmisión es mucho mayor"

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El juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional de Madrid, el ourensano José Luis Castro de Antonio, asegura que las medidas adoptadas en el ámbito penitenciario para gestionar la crisis sanitaria del COVID-19 persiguen "mantener el confinamiento, al igual que el resto de ciudadanos, pero con el añadido de que se trata de una población cerrada con lo que el problema de transmisión es mayor". 
No obstante, el magistrado pone el acento en que entre todos "los vamos a conseguir", dentro y fueras de los centros penitenciarios. Y, sobre todo, reconoce la labor de la Administración en esta situación anómala. Castro de Antonio cree que es justo agradecer "el trabajo a los funcionarios de prisiones que una vez más han demostrado su profesionalidad, valor y humanidad". Añade que "esta situación requiere responsabilidad personal que convierte en colectiva y en ello debemos implicarnos todos y tomar ejemplo de los sanitarios, de las fuerzas de seguridad, el Ejército, el personal de las farmacias, centros de alimentación, periodistas, quiosqueros, estanqueros, personal de la limpieza de calles, cuidadores de personas vulnerables, taxistas, transporte de personas y mercancías... tantas personas que como los funcionarios de prisiones se convierten en héroes anónimos".
El magistrado insiste en la importancia de quedarse en casa, salvo imposibles, siguiendo el consejo de las autoridades para poder ganar esta batalla". n

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