El desastre económico cumple cinco años en los que el desempleo creció un 50% y la afiliación bajó al nivel de hace una década

La provincia perdió el 20% de sus empresas desde que empezó la crisis

La provincia encara ya el sexto año de una crisis cuyos efectos llegaron más tarde que a otras regiones y que, según los analistas, tardará más en irse, algo que atribuyen al menor dinamismo de la economía ourensana.
El primer golpe de la crisis en la provincia fue la drástica caída de actividad que sufrieron las auxiliares de automoción tras el verano de 2008. Después de una primera mitad de año 'normal', a la vuelta de vacaciones se encontraron prácticamente sin pedidos. Ese año comenzaba también la caída del sector de la construcción, que en la provincia se sostenía mayoritariamente gracias a la actividad residencial, y con él se inició un goteo continuo de cierres de empresas auxiliares. La obra pública logró mantener el sector en los primeros años, pero actualmente es casi nula (prácticamente toda la inversión la consume el AVE, que no repercute en empresas de la provincia), lo que provoca un nuevo desplome del sector. Los efectos en el comercio se notaron especialmente en el año 2009, con un boom de establecimientos que echaban el cierre, que sigue aunque a menor ritmo.

El deterioro de la situación ha sido continuo desde entonces, si bien los agentes sociales coinciden en que 2012 ha sido el peor año de todos, debido al efecto acumulado de años anteriores y a los recortes que sufre el sector público, ya que los funcionarios suponen una quinta parte de los asalariados ourensanos y los pensionistas, un tercio de la población total.

Los datos constatan el continuo deterioro de la situación. Ourense registró en 2012 una cifra media de 29.785 parados inscritos en el Servicio Público de Empleo, un 57% más que en el último año de bonanza (2007), aunque en el primer semestre de 2013 ha alcanzado máximos históricos, aproximándose a los 32.000. Acceder a un contrato resulta más difícil: si en 2007 se firmaron más de 63.700, el año pasado se quedaron en poco más de 49.000.

Mientras, la afiliación a la Seguridad Social cayó a niveles de hace más de una década. En 2008 se alcanzaba el máximo histórico de afiliación en la provincia, con 111.800 cotizantes de media anual (en los meses de verano superaron los 113.000), pero 2012 cerró ya con un descenso del 10%, hasta los 100.351. En el primer trimestre de 2013, la media se ha quedado en torno a los 98.000 afiliados.

Como consecuencia de las dificultades de los sectores de industria y construcción, la cifra de negocios en estos ámbitos ha caído un 17% entre 2007 y 2011 (último dato disponible, al pasar de 6.785 a 5.588. El descenso en el número de comercios minoristas ha sido aún mayor, del 23%, pues en 2007 se contabilizaban 7.580 negocios, de los que en 2011 quedaban 5.860.


EDIFICACIÓN

De la crisis en áreas como la construcción dan fe también los indicadores de edificación. El año pasado se terminaron 575 viviendas en la provincia -frente a las 3.072 que se concluyeron en 2007- y gran parte de ellas son obras que se iniciaron en los años de bonanza y cuyo ritmo se ralentizó. Peores son los datos de visado de viviendas nuevas: sólo 166 en 2012, frente a las casi 3.000 de 2007, aunque el máximo histórico -por encima de las 4.200- se había registrado en 2006, para eludir la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación. Sin embargo, la llegada de la crisis ha dejado muchos de estos proyectos olvidados en el fondo de un cajón.

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