ECONOMÍA

La provincia suma más desafíos para eludir el furgón de cola de Galicia

La mayoría de los indicadores socioeconómicos dejan a Ourense en una delicada situación, mientras los agentes sociales urgen una rápida reacción

El tiempo juega en contra de Ourense y las posibilidades de converger con el resto de las provincias gallegas son menores en los indicadores socioeconómicos más significativos. La provincia mantiene una velocidad de crecimiento menor que sus vecinas gallegas y la brecha se puede agigantar si no se aplican medidas correctoras. Al consabido suicidio demográfico hay que sumar las tasas de paro, ocupación y actividad, pensionistas o afiliaciones a la Seguridad Social. Entre otros muchos valores.

En palabras de Marisol Novoa, vicepresidenta de la Confederación de Empresarios de Ourense (CEO), las cifras nos abocan a "una posición delicada para hacer frente al futuro inmediato". Por partir de la situación demográfica: en el 2018 se contabilizaban 128.959 hogares en la provincia, la cifra más baja de la comunidad, la mayoría con dos personas, pero con una progresión importante de los hogares con una única persona. Los hogares cuyos hijos se han ido a estudiar o a trabajar fuera van a más.

Va a menos la demografía, con un censo que deja a Ourense también a la cola, con 309.293 habitantes y una tendencia descendente que no se detiene, con casi un tercio de habitantes por encima de los 65 años. La Unión Europea estudia dar más fondos para cortar esta hemorragia y la Diputación se ha tomado en serio el reto, pero el trabajo es ímprobo. Otro dato: seis escuelas de infantil más en el rural corren riesgo de cierre por falta de alumnos.

Pero la crisis demográfica no es la única piedra en el zapato del progreso. "Más allá de ese hecho, la provincia asiste a una pérdida de pulso en lo económico que tiene su origen en el débil sector industrial, sobre todo el manufacturero, de alto valor tecnológico, que es el que tiene un mayor componente tractor y efectos indirectos". La reflexión es de Patricio Sánchez, profesor de Economóa Financiera de la Universidad de Vigo, que alerta sobre la debilidad del sistema productivo ourensano.


Actividad y ocupación


Las tasas de actividad y de ocupación son las más bajas de Galicia, incluso de España. La de actividad se queda en el 48%, frente a la media gallega, que ha sido el año pasado del 53%. Pero aún es más preocupante la de ocupación, que en Ourense es del 41,4%, mientras que en el conjunto de la comunidad ha sido del 46,2%. Por lo que respecta a la tasa de paro, es del 13,8%, aunque en este parámetro le supera Pontevedra, con el 16%.

La provincia tiene 130.000 personas activas, pero 147.700 inactivas, "sen que ningunha institución ou administración tome medidas para reflectir esta situación", como subraya Pedro Barreiros, secretario provincial del sindicato Comisiones Obreras. Ourense basa gran parte de su actividad económica en el sector servicios, sujeto a grandes variables estacionales y con sueldos bajos. El salario medio es de 17.109 euros anuales, el más bajo de Galicia y, sumada esta realidad a unas débiles perspectivas económicas, provoca que una parte de los jóvenes "vense forzados a emigrar para poder desenvolver un proxecto de futuro que a súa provincia lles nega", según destaca Barreiros.

Patricio Sánchez ve incuestionable que la debilidad acarrea "a escala familiar y personal que los ingresos medios sean los menores de Galicia". Aún así, "con este panorama sombrío" —como reconoce la vicepresidenta de la CEO, Marisol Novoa— creemos que todavía hay motivos para persistir en el esfuerzo para revertir la situación". La entidad empresarial forma parte de la recién creada Alianza Empresarial del Noroeste, tomada como una plataforma de desarrollo. Novoa cree que es una "herramienta para cambiar el rumbo hacia la senda del crecimiento" al lado de sectores como los recursos endógenos de Ourense a los que se debe impulsar.

Pero, desde el punto de vista empresarial, un hecho condiciona el optimismo: se está minorando la capacidad de emprendimiento. El pasado año se crearon 393 sociedades mercantiles, la cifra más baja de la comunidad y mantiene activas 23.291 empresas, también la cantidad más baja de Galicia.

Sobre este asunto llama la atención Patricio Sánchez, profesor del campus ourensanos, ya que "se produce un considerable descenso" en el nacimiento de empresas, "lo que contrasta con la cifra de Lugo, con la que tradicionalmente se hacen comparaciones y que experimenta una evolución mucho más favorable".

El impulso emprendedor también está ligado, sobre todo, a la juventud. En este sentido, las tasas de emigración juvenil siguen siendo importantes y, por el contrario, en Ourense la cifra de personas que cobran una pensión supera a las que trabajan. Por lo que respecta a la afiliación a la Seguridad Social el final de la crisis ha estimulado las altas hasta llegar a los 102.198 cotizantes en el 2018, pero es la cifra menor de Galicia. El número de autónomos ha caído un 3% en un año y ahora hay 24.578, el peor registro gallego. Cifras todas ellas que, por sí solas, deberían suscitar una urgente reacción . 

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