infraestructuras

Proyectos en el cajón y avances en cooperación

La autovía AG-31, hacia Celanova.
photo_camera La autovía AG-31, hacia Celanova.

Pendiente queda también la modernización ferroviaria para acercar Ourense a Portugal también por tren.

La llegada del AVE se perfila como una oportunidad de oro para una tierra necesitada de impulsos, y que tiene en Portugal un nicho de atracción de visitantes. De momento, sigue a la espera de infraestructuras como la prometida ampliación de la autovía AG-31 (Ourense-Celanova) hacia la frontera portuguesa. Esta vía, abierta hace más de  seis años, acercó al resto de la provincia al país luso a través de la Baixa Limia, pero se frenó en Celanova, por lo que sigue pendiente la ampliación de la vía de alta capacidad hasta la frontera. Los planes permanecen en el cajón, y eso que podrían dejar Braga a casi una hora y 45 minutos sin ir por Vigo. 

Pendiente queda también la modernización ferroviaria para acercar Ourense a Portugal también por tren. Ahora mismo, la duración del tramo desde la ciudad hasta Vigo hace casi imposible pensar en viajar al país vecino en este transporte. Esta semana, el mercado de la competencia daba el visto bueno a la línea ferroviaria privada desde A Coruña a Oporto, lo que suma una nueva opción desde la ciudad olívica. 

En otros aspectos, sí está más avanzada la cooperación, con la Eurocidade Verín-Chaves como ejemplo, o proyectos como la "Raia Termal", que ofrece el termalismo como único destino en dos países. Además, en marzo se aprobó la financiación para tres proyectos, en materia empresarial e medioambiental, con ubna inversión de 4,3 millones , pertenecientes al Programa Interreg V A España Portugal (POCTEP), denominados "Fronteira esquecida", "Nova TFE" e "Emprende Makers". 

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