Crimen en Ourense | Los psiquiatras evalúan al homicida de Velle en el CHUO

A última hora del lunes, el juez determinó el ingreso del presunto homicida de Velle, Diego Rodríguez Torres, en la Unidad de Agudos del CHUO para restablecer el tratamiento que el acusado necesita y había abandonado en octubre. Según su abogada porque "en la cárcel se negaba a tomar la medicación". Tras ello, Torres recibirá de nuevo su tratamiento médico-psiquiátrico y esta pendiente su vuelta al centro penitenciario de Pereiro de Aguiar, algo que el juez del juzgado de Instrucción número 2 de Ourense considera "una medida adecuada y proporcionada para el hecho delictivo", a la espera de que se le realice un examen psiquiátrico por los indicios que apuntan a "la posibilidad de que el investigado padezca algún trastorno de la personalidad que pudo haber influido en el desencadenamiento de los hechos", dictaba el juez en el auto de ingreso en prisión. Álvaro, todavía muy grave Álvaro Blanco sobrevivió al apuñalamiento súbito que él y su novia sufrieron la madrugada del jueves. Sin embargo, fuentes del CHUO, afirman que todavía está en estado de considerable gravedad en la unidad de Reanimación. Las heridas que le provocó el acusado afectaron a zonas vitales. Lo mismo ocurrió en con Ana Balboa, quien yacía sin vida a la llegada de los agentes. Álvaro estaba a su lado en posición lateral y al estimularlo, consiguió balbucear el nombre de su vecino, "Diego". A La vivienda estaba revuelta, había signos de lucha y las manchas de sangre llegaban hasta el dormitorio . La puerta, sin embargo, no estaba forzada, las llaves aún colgaban del cerrojo, demostrando que las víctimas abrieron la puerta al acusado sin ninguna sospecha, porque lo conocían. Pistas decisivas "Diego, mi vecino, Diego, mi vecino, Diego, mi vecino” fueros las últimas palabras de Álvaro Blanco justo antes de desvanecerse a los pies de los agentes de la Policía Nacional la noche en la que él y su novia fueron acuchillados por Diego Rodríguez Torres. Sólo con esas palabras y las del padre que les indicó que vivía al lado, los agentes pudieron arrestar al acusado media hora más tarde. Al llegar a su domicilio, encontraron restos de sangre en los antebrazos de Diego y, al registrar su vivienda, hallaron sobre el cubo de la basura un chubasquero de camuflaje con restos de sangre, un guante en el mismo estado encima de la mesa y un pantalón sobre el sofá también impregnado en sangre. A continuación, en una finca colindante, la Policía encontró un cuchillo de grandes dimensiones tirado en el suelo y ensangrentado. El testimonio de su madre también fue clave para que el juez apostase por su ingreso en prisión. Esta declaró como el acusado la dejó bajo llave en el galpón una hora antes de los hechos. Además, al salir le dijo que “iba a matar unos conejos” y regresó minutos más tarde. En ese intervalo de tiempo, su madre declaró haber escuchado los gritos de los vecinos.