Los ourensanos son rehenes de una compota de confrontación en la que se mezclan la nula capacidad de diálogo del alcalde, unaoposición sin visos de ceder y vecinos que piden ser escuchados.
La ciudad se pregunta: ¿Y ahora, qué? El panorama es difuso y nadie se atreve a clarificar qué sucederá. La Xunta parece garantizar que habrá residencia, sí o sí, en la provincia. Pero ya no se cierra a que sea solo la ciudad la que la tenga. Si otro concello ofrece rapidez, como parece que ya hacen cinco candidatos alternativos, se podría modificar el convenio y enviar allí esta residencia de 12 millones, dejando a Ourense como la única ciudad gallega sin esta macroinversión. La falta de capacidad de diálogo del alcalde Jácome, para unos, ya que no reunió a los grupos para disipar las dudas y, para otros, el exceso de celo de PSOE y BNG, que insisten en las dudas urbanísticas, completan una compota de ideas contrapuestas que, como siempre, mantiene a la ciudad como rehén de la confrontación política. Jácome pretende ahora sacarse de la manga la ley exprés de la Xunta, que quizás llegue tarde. Mientras, el gobierno autonómico no ve del todo claro usar este sistema, cuando en otros concellos podría disponer de terrenos en apenas 24 horas. Y la oposición, concretamente PSOE y BNG, insisten en que no solo está el terreno de la antigua estación de autobuses, sino que hay más parcelas que se podrían dar “non en 24 horas, senón en 1 minuto”.
Y los vecinos de la zona, ¿qué dicen? Las asociaciones As Termas y Santa Ana do Pino dicen que el solar de la antigua estación es una “oportunidade histórica de mellorar o noso entorno”. Sus peticiones son claras: mantener el servicio de autobús urbano, ampliar la rúa D y ganar espacio verde. Ellos no se mojan, pero insisten: “Pedimos a toda a corporación que antepoña sempre o interese xeral e escoite as peticións dos veciños”.
