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El reciclaje doméstico sigue siendo una asignatura pendiente en la provincia

Un camión de recogida de basura descarga el contenedor amarillo, en las calles de Ourense, esta semana (JOSÉ PAZ).
photo_camera Un camión de recogida de basura descarga el contenedor amarillo, en las calles de Ourense, esta semana (MARTIÑO PINAL).
La tasa de pureza de la recogida selectiva es alta, pero el peso recogido sigue muy lejos del 50% que exige Bruselas

Con el 2020 a las puertas, la provincia de Ourense, al igual que el resto de Galicia y España, sigue pendiente de alcanzar las tasas de  recogida selectiva en origen de basura que exigía la Unión Europea en su directiva de 2008. La situación no es boyante y en los últimos años hay una situación de estancamiento en la provincia. 

La fracción resto –aquella que incluye la materia orgánica y los residuos sin especificar, la que se deposita en los tradicionales contenedores verdes– sigue siendo, con diferencia, la más voluminosa, y la provincia continúa muy lejos de llegar al reto del 50% que había puesto Europa antes del inicio de esta década. 

En los últimos tres años, el peso de la basura recogida en esos contenedores normales en los 52 concellos que gestiona la Diputación de Ourense –correspondientes a 105.793 habitantes– ha ido subiendo progresivamente desde las 34.214 toneladas de 2016 a las 35.301 recogidas en 2018. La Diputación recoge las fracciones selectivas en muchos más municipios, aunque para realizar una comparativa homogénea se han contabilizado solo los integrados en el convenio marco. 

En ese mismo periodo, la recogida selectiva de papel cartón –contenedor azul– se ha mantenido prácticamente en las mismas cifras, desde loas 734 toneladas de hace tres años a las 728 del último periodo documentado. Sí se ha notado un importante crecimiento en los envases ligeros –contenedor amarillo–,  que ha pasado de 794 a 937 toneladas en los tres últimos periodos. También en el vidrio, cuyo peso total procesado aumentó de 1.262 a 1.423 toneladas. 

Sin embargo, estos dos últimos incrementos no compensan la subida global, e impiden escalar posiciones para llegar al tan ansiado objetivo. Así, del total de 38.389 toneladas recogidas por el servicio del gobierno provincial, no llega al 10% lo que venía separado de origen. 

Al menos, la buena noticia es que "estamos en máis do 80% de pureza do que reciclamos, os datos non son malos. Polo menos o que separamos, separámolo ben. Non o facemos mal", asegura el diputado Pablo Pérez, encargado de realizar estas labores. 


Reto difícil de cumplir


En 2020, los municipios de más de 5.000 habitantes deberían cumplir con el reto del 50%, mientras que de cara a 2023, todos los concellos deberían ser capaces de cumplir con este requisito. Nadie lo considera factible. Pese a las campañas de concienciación, se percibe una tendencia a la baja, una especie de relajación entre la ciudadanía. 

 "Chegamos a ter case un 100% de pureza do que se bota en cada contenedor, e hoxe hai un 25% de impropio, non está tan mal, pero baixou", explica Nazaret Álvarez, una de las técnica de la Mancomunidade Terras de Celanova. Debido a esta relajación que se percibe, achacada a la "confusión" ciudadana, han decidido lanzar en los próximos días una campaña informativa "con pegatinas, para deixar claro o que se pode botar en cada contenedor". 

En ese organismo, que gestiona la recogida de basura en la comarca, según los datos de 2018, había recogido 4.338 toneladas de fracción resto –mezclada, 109.240 kilos de envases ligeros y 172.000 de papel- Sumando el vidrio, que tiene cantidades más altas, tampoco se llega, ni por asomo, a ese 50% que Bruselas intentó poner de deberes. La proporción se ha mejorado, con un incremento anual de 30 toneladas y otras 30 de papel y plásticos, a lo que habría que sumar lo del vidrio. 

Y en 2020 entrará en vigor la quinta fracción, es decir, un contenedor marrón dedicado a la materia orgánica, principalmente resto de comidas. "Déronse conta de que por moito que recicles plástico, cartón, vidro... unha reciclaxe máis ou menos fácil,  a maior parte que vai na outra bolsa é orgánica, por iso queren facer unha orgánica pura", apunta Pérez. Sin embargo, prevén que esta nueva añadidura complique la situación. Habrá que hacer contenedores herméticos para el compostaje, pero no hay plantas de tratamiento suficientes en la provincia. "A planta ten que estar nun radio de 50 kilómetros de onde está o contenedor, na provincia só hai unha en Leiro e poderíase utilizar, pero é moi complicado". 

Pese a que la obligación para colocar contenedor para separar residuos no afecta a los núcleos de menos de 50 habitantes, la Diputación los está llevando a ahí, donde, además, "son os que mellor funcionan", apunta Pérez. 


Los municipios se exponen a multas en caso de incumplir


Atendiendo a la última Encuesta de Infraestructuras y Equipamientos Locales,  donde se recoge la separación de residuos en los 91 concellos no urbanos en 2017, ningún municipio se acerca, ni de lejos, a la tasa del 50% que marca Bruselas. Las tasas más altas se dan en Barbadás, donde alcanzaban el 33,5% y Petín (36%), si bien no son más que datos estimativos. Los dirigentes de las entidades locales tienen mucho trabajo por delante para revertir la situación. Al fin y al cabo, los municipios son los que tienen la competencia en recogida de residuos, la deleguen, o no, a instituciones superiores o la realicen de forma mancomunada.

Lo que está claro es que quedan muchos deberes por delante y los responsables también asumen la responsabilidad. "La ciudad de Ourense, y cada vez más, muestra mejores resultados de separación y reciclaje. Aunque, como el resto de España, todavía tenemos deberes que cumplir para alcanzar los objetivos que nos ha impuesto Europa". 

 "Dá a sensación de que non imos moi ben, cada xérase máis na bolsa negra, e cada vez hai máis impropia na selectiva, dá a sensación de que non imos o suficientemente ben", explica Álvarez. El problema es que sigue habiendo desconocimiento: "Moita xente recicla pero non sabe. O vidro é vidro, non é un cristal. E hai un gran problema co plástico, a xente bota de todo: cedés, perchas, xoguetes.... e iso non vai ao plástico", indica esta técnica de la Mancomunidad de Celanova. 

La necesidad de un impulso entre los ourensanos está clara. Y es que el Consejo Europeo estableció en 2018 objetivos de reciclado jurídicamente vinculantes, que, de cumplirse, llevarían acarreadas sanciones para los concellos que no lleguen al mínimo exigido. Antes de 2025, deberán llegar separados de origen el 55% de todos los residuos recogidos, elevándose gradualmente esta tasa hasta el 65% de 2035. 

Son unos límites que, tanto los gestores como los propios encargados de empresas de recogida de residuos confiesa, sottovoce, que no ven posible cumplir. A nivel nacional, pese a los avances en algunas comunidades autónomas, ni siquiera se llega a una tasa del 30% en reciclaje. 


Más dificultades


Con la aplicación en 2020 de la Directiva europea revisada de 2018, que obliga a ampliar la recogida selectiva a otras materias, como la orgánica, el trabajo se acumula en los municipios, que, además están siendo sobrecargados. Cumplir los objetivos se convierte en misión imposible. 

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