CRÓNICA

Regateando bajo la lluvia

Las primeras horas de la mañana fueron las que tuvieron mayor actividad.

Fotos Martiño Pinal
photo_camera Las primeras horas de la mañana fueron las que tuvieron mayor actividad.Fotos Martiño Pinal
La feria volvió a Ourense tras dos meses de parón. La lluvia no perdonó su reestreno a los feriantes que trataron, con entusiasmo, de hacer lo posible para que los viandantes se animasen a comprar.

Tras dos meses de inactividad por las restricciones sanitarias, la feria ha vuelto a la ciudad. 

La lluvia no dio tregua y, de forma intermitente, irrumpió entre los anuncios de los vendedores que trataban de hacer su trabajo: "Por favor, ¡anímense", gritaba un hombre desde un puesto de ropa interior. Al rato, su compañero contestaba "¡Bueno, bonito y barato!", y ambos conseguían que algunos transeúntes refugiados bajo sus paraguas, se parasen a mirar qué es lo que vendían. 

Pese a un mañana pasada por agua, no decayó el entusiasmo de la negociación, y algunas clientas se atrevían con el regateo para conseguir calcetines al mejor precio. "Déjamelos a  tres euros", regateaba una asidua de la feria.

Sin embargo, pese a la ilusión de un nuevo comienzo, los feriantes se mostraban negativos con la jornada, en la que eran pocos los que asistían a comprar: "Mucha gente aún no sabe que abrió esto y no ha venido. Fue un día muy flojo", lamentaba Víctor, de Plantas A Lagoa. Por su parte, María José, que regenta un puesto de ropa, afirma que "ha ido muy mal, encima se notaron mucho los dos meses de inactividad. La situación de cierre y apertura, y falta de publicidad, nos está matando". Otros, conversaban con los postores de al lado y mostraban incredulidad por la falta de gente porque "la feria está al aire libre y dado que no está habiendo grandes aglomeraciones, es difícil que la gente se contagie".

El gerente de la Plaza de Abastos, Alberto González, explica que fue una vuelta modesta porque "el aforo fue del 50%. De los 115 puestos que se suelen colocar habitualmente, solo han podido hacerlo 80 por las restricciones, una falta que se ha notado", explica.

A diferencia de muchos de los ambulantes, cree que "la afluencia del público no fue del todo mala, teniendo en cuenta el tiempo". Y, esta vez , no se presentó ninguna incidencia, a diferencia de las últimas veces que se celebró en agosto y septiembre, cuando la Policía Local tuvo que denunciar dos incumplimientos de clientes con el uso de la mascarilla.

UNA CRISIS NOTABLE

Bassilou Sene dirige varios puestos de la feria, a la que se dedica desde que llegó de Senegal. Este vendedor tiene sus propias teorías de por qué ayer hubo una baja afluencia del público: "La falta de publicidad, el miedo al virus y la crisis económica, que ya se empieza a notar en los estratos más bajos, son la causa de que hayamos vendido tan poco".  

La próxima oportunidad para asistir a la feria será el día 17, y la siguiente, el 26. Para entonces, los vendedores esperan más afluencia y que el tiempo, esta vez sí, acompañe.

Desde las nueve hasta la una y media, los feriantes trataron de revivir con entusiasmo un negocio en pausa.

“Vi que estaban los toldos puestos y me pasé a echar un ojo" Los habituales de la feria de Ourense recorrían ayer todas las instalaciones por primera vez en dos meses. Algunos, como José Miguel, afirman que se enteraron por el boca a boca y que acudieron "a comprar cosas como ropa interior o calcetines", aunque la mayoría de los paseantes declararon que "decidimos pasar por aquí cuando vimos los puestos desde arriba, estamos mirando", explicó Rosa. Por su parte, los vendedores de la plaza de Abastos, también registraron buenas ventas aunque no saben precisar "si es por la víspera de festivo o porque la feria aumentó los clientes".

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