Regresa el circo adaptado a una nueva época social

El circo es también una oportunidad de negocio. El joven empresario Luis Vila (Lugo, 1997) lleva vinculado a este mundo desde su adolescencia: su labor en el sector comenzó cuando sumaba solo 17 primaveras. Y fue testigo de la singular evolución de este oficio durante los últimos años. Su precoz interés, asegura, surgió de forma espontánea: no cuenta con antecedentes en su familia. Pero siempre le gustó el mundo del espectáculo. Cuando aún comenzaba a estudiar el doble grado de Empresariales y Turismo, le propusieron ser el representante de Evolution Circus, compañía originaria de Portugal que ya marcha de gira por toda la península, y encargarse del trabajo de marketing y de unos trámites cada vez más necesarios: certificados, planos de seguridad, permisos… “Y cada concello pide papeleos diferentes”, lamenta.

Siempre que su compañía acude a Ourense, logra una buena acogida. De hecho, ya anunciaron una sesión extra de su show “Oceanika, el tesoro de Poseidón”, que acoge Expourense desde el pasado fin de semana, para este domingo a las 12,00 del mediodía. “Aquí la gente es muy receptiva, porque hay una gran tradición. El día que se hizo público que vendríamos a la ciudad, ya vendimos más de 80 entradas”, recuerda.

El mundo del circo vivió momentos complicados con la pandemia, que interrumpió su actividad durante más de un año, y ya antes, en 2018, cuando entró en vigor la prohibición del espectáculo con animales, lo cual se hizo, además, “de forma repentina”, critica Vila.

Esta legislación, revela el representante, “supuso todo un problema, porque eran animales que si los echabas a la naturaleza se morían, los zoos no los querían… Debería haberse tomado esta medida más a largo plazo”, concluye. En la actualidad, solo se mantienen los caballos. “Este circo nunca tuvo animales”, matiza Vila, pero recuerda como “otros basaban su show en ellos, y les resultó difícil adaptarse. Mucha gente, al ver que no tenías animales, se daba la vuelta. En cambio, ahora sí que ya se demandan nuevos temas”. Y lo que evoluciona mantiene su vigencia: “Yo no creo que el circo esté muerto, puede adaptarse a los nuevos tiempos con espectáculos más teatrales, que cuentan una historia y no son solo un número detrás de otro con presentador, como en el show tradicional”.

En cuanto a “Oceanika, el tesoro de Poseidón”, tiene claro que funciona porque “es un espectáculo inusual, con números de gran riesgo, y por el mensaje que da: es divertido y educativo”. El relato cobra cada vez más importancia. Cambian de guion cada mes de octubre, mediante la contratación de escritores y también coreógrafos, y no paran en todo el año, ya que cuando no están de gira se dedican a preparar el espectáculo.

Vila explica que escasean las escuelas para aprender este arte, así que, “normalmente, la gente que trabaja en el circo nació en él”. A veces cuesta encontrar intérpretes, especialmente para números muy concretos, como el de equilibrio con bicicletas, o incluso a los payasos. En cambio, “para números aéreos hay más candidatos, porque se emplean en otro tipo de espectáculos, como los de orquesta”.

Otro importante nicho de negocio son los animales de la era Mesozoica. El propio Vila dirige desde 2019 una exposición itinerante de dinosaurios animatrónicos llamada “Dinosaurs life”. Entonces había solo dos iniciativas de este tipo en España y ya son cinco.