Los vecinos llevan meses quejándose del ruido y del jaleo que provoca, y también de la suciedad que genera
La resaca de la noche de botellón de Samaín dejó en las calles del barrio de San Francisco una estampa poco agradable para vecinos y viandantes: cristales, vasos, bolsas y botellas rotas plagaban suelos y bancos de las calles. Así, la basura acumulada de los jóvenes se está convirtiendo en una imagen habitual cada fin de semana en la ciudad.
Durante la mañana del pasado jueves, los servicios de limpieza se encargaron de recoger los restos de botellón en las calles Pena Corneira y Peña Trevinca, que necesitaron más tiempo del normal para adecentar el lugar. "Había una cantidad de basura tremenda, los de limpieza estuvieron casi una hora dando vueltas para recogerlo todo, pero todavía se podía ver basura debajo de los coches a primera hora", señala Carlos Vence, vecino de la zona.
Ordenanza municipal
Los vecinos de San Francisco llevan meses quejándose del ruido y del jaleo que provoca el botellón, y también de la suciedad que se genera en el entorno en el que viven. Casos como el del parque de la Zapatilla, donde los cristales se acumulan entre los columpios infantiles, alarman a los padres, que resaltan el peligro para sus hijos. Creen que la única solución pasa por aprobar la ordenanza municipal anti botellón.
