Lucha contra el coronavirus

Coronavirus en Ourense | Las residencias ganan el pulso al virus: "Hay mucha alegría"

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photo_camera Dos usuarias de la residencia Divino Maestro participan en las actividades programadas.
Los centros sociosanitarios de Galicia, que están sin positivos, retoman cada vez más rutinas

Las residencia de mayores, por segunda vez desde el inicio de la pandemia, tienen el contador de casos covid a cero. La campaña de vacunación les ha dado la oportunidad de abrirse poco a poco, siendo los usuarios los más beneficios.  “Estamos un poco más aliviados, la vacuna te da un respiro”, asegura Ana Torres, administradora de O lecer dos avoíños, en Coles. Con todos los usuarios vacunados, la vida dentro de estos centros ha cambiado completamente con respecto a hace un año. 

Los grupos de convivencia se fueron haciendo más grandes y las actividades ampliaron participantes. Las visitas, que estuvieron restringidas, ahora están permitidas para cualquier persona y tres veces a la semana. “Solo había posibilidad para dos personas de referencia y hay muchos usuarios que tienen tres o más hijos, para los residentes es genial porque ven a más gente”, destaca Torres.  La residencia Hermanos Prieto de O Carballiño aprovecha sus espacios verdes para que los residentes tengan visitas. “Empregamos todos os espazos ao aire libre que temos para que paseen ca súa familia, sempre dentro do centro”, explica Nuria Iglesias, su directora.

La residencia Divino Maestro de la ciudad, que pertenece a la Fundación San Rosendo, también dejó atrás los grupos de convivencia, aunque dividen a los residentes en dos grupos. Cada una de las plantas están destinadas a cada uno de ellos: “Hacen vida normal sin tener contacto entre ellos, solo con los que se encuentran en su burbuja, incluido el personal”, explica Mónica Pereiro, directora del centro. 

Algo tan simple como celebrar los cumpleaños con más personas forma parte de las viejas costumbres que se retomando: “Festejamos unos cumpleaños más íntimos, pero por lo menos pueden hacerlo con algunos compañeros más”, señala Pereiro. Torres también reconoce que ahora, sin esos grupos de convivencia tan reducidos, “interactúan más y se nota otro ambiente”. Los aniversarios también se celebran con mayor entusiasmo en O lecer dos avoíños, donde recibieron la segunda dosis el 23 de enero: “Hay mucha alegría”. 

La vida se va normalizando para los mayores que viven en residencias sociosanitarias, después de un duro año en el que se cerraron a cal y canto. “Se les nota más contentos y animados, es otro mundo totalmente diferente a lo que se vivieron los primeros meses de pandemia”, comenta Pereiro. 

Las últimas fases en la desescalada tuvieron en cuenta las rutinas de estos centros, abriéndolos poco a poco a los familiares de los residentes. La vacuna, solo certificó que después de unos meses duros, la prueba para las residencias está “superada”, como indica Torres: “Antes era una presión continua, ahora respiran”.

Salidas con la familia en las que se pide extremar lo posible las medidas

Las salidas de los usuarios de los centros de mayores han sido progresivas. Con la última actualización de la normativa, lo pueden hacer tres veces por semanas, cuatro horas máximo en cada una de ellas. Salir es un gran paso para ellos, pero también un riesgo, ya que las vacunas “no eximen de que puedan contagiarse”, apunta Mónica Pereiro, directora de la Divino Maestro. 

La responsabilidad de los familias, indispensable para que las salidas sean seguras. “Estamos en contacto permanente con ellos, recordándoles e informándoles de todas las normas”, señala Pereiro. La mascarilla es obligatoria en las visitas para cumplir con las medidas de prevención, pero fuera del centro, lo importante es que los allegados de los usuarios respeten todas las recomendaciones, incluso en el ámbito privado. “Insistimos mucho en las normas porque, por estar vacunados, no quiere decir que puedan andar por la calle sin mascarilla”, comenta Pereiro. 

Decisión cauta

La residencia Hermanos Prieto, pese a la normativa, prefiere ser cauta y “só deixamos saír aos residentes por temas administrativos ou de urxencia”, señala su directora, Nuria Iglesias. Los nuevos residentes sin vacunar y la situación epidemiológica fuera del centro la llevó a tomar esta decisión. “Un contaxio suporía voltar aos grupos de convivencia e a reducir as actividades entre eles”, indica. 

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