Las vallas publicitarias del polígono de San Cibrao, en la calle 4 junto al depósito de agua y las instalaciones de Adolfo Domínguez, apenas dejan entrever la información publicitaria que exhibían antes. Los sucesivos temporales se encargaron de arrancar los trozos de papel que antes componían un mensaje y ahora son parte de un puzzle deshilachado al que le faltan piezas.
Los trozos de cartel permanecen sobre la calzada y nadie se encarga de recogerlos, hasta que pudren o son arrastrados por el viento, a menudo hasta zonas cercanas, llenas de desperdicios.
Y esta situación no es nueva. De hecho, en las imágenes a pie de calle de la Street View de Google Maps aparecen las vallas en similar estado. No cumplen la función que se les supone encomendada y además ensucian el lugar.