Los comerciantes del rianxo de la Praza de Abastos de Ourense tienen que enfrentarse cada viernes y sábado a una situación que cada vez se les vuelve más desagradable: las huellas que dejan algunos de los participantes en el botellón: orina, restos de botellas e incluso preservativos han tenido que ser retirados de la zona. 'Los comerciantes llegan a los cuatro de la mañana y se encuentran con un olor pestilente, a veces se suben a las piedras y les ocasionan daños y ha habido ya algún intento de robo', explica el presidente de los comerciantes del mercado, Emilio González.
'Los comerciantes llegan a los cuatro de la mañana y se encuentran con un olor pestilente, a veces se suben a las piedras y les ocasionan daños y ha habido ya algún intento de robo', explica el presidente de los comerciantes del mercado, Emilio González, que aclara que, no obstante, 'el personal de la plaza realiza una limpieza que permite garantizar las idóneas condiciones' para la posterior venta de los productos del rianxo.
Los comerciantes temen que 'pueda llegar a producirse un problema de orden público serio', puesto que 'la gente llega a trabajar y tiene que tratar con borrachos', asegura González. La asociación ha puesto ya los hechos en conocimiento del Concello y mañana tendrá una reunión con la jefa de la Policía Local, María Barrera, y la concejala del área, Carmen Rodríguez, con el objetivo de intentar encontrar una solución que permita acabar con esta situación. 'Nosotros proponemos o que se acordone la zona o que el coche de la Policía Local que normalmente se sitúa junto a la Alameda cuando hay botellón baje para esta zona', dice el presidente de los comerciantes.
Para Emilio González, 'la gente del rianxo merece el mismo respeto que la mayor industria que puede haber en Ourense' y sostiene que esta zona debería ser 'un espacio de interés social importante' y como tal, debería estar protegido.
Por otro lado, los comerciantes de la Praza de Abastos pusieron sobre la mesa del gobierno de la ciudad otras cuestiones, como la mejora de las instalaciones, renovando el suelo e instalando ascensores. También proponían la creación de una pasarela entre el puente de Progreso y la Praza de Abastos. Hasta el momento, según Emilio González, la propuesta todavía no ha sido respondida por los responsables municipales.
Ya fuera del mercado, los comerciantes proponen que los estacionamientos de zona ORA que lo rodean tenga un tiempo máximo de aparcamiento menor que en otras zonas de la ciudad -como unos 45 minutos- para facilitar una mayor rotación de los vehículos y, por lo tanto, que los clientes de la plaza puedan aparcar con mayor comodidad.
Los comerciantes temen que 'pueda llegar a producirse un problema de orden público serio', puesto que 'la gente llega a trabajar y tiene que tratar con borrachos', asegura González. La asociación ha puesto ya los hechos en conocimiento del Concello y mañana tendrá una reunión con la jefa de la Policía Local, María Barrera, y la concejala del área, Carmen Rodríguez, con el objetivo de intentar encontrar una solución que permita acabar con esta situación. 'Nosotros proponemos o que se acordone la zona o que el coche de la Policía Local que normalmente se sitúa junto a la Alameda cuando hay botellón baje para esta zona', dice el presidente de los comerciantes.
Para Emilio González, 'la gente del rianxo merece el mismo respeto que la mayor industria que puede haber en Ourense' y sostiene que esta zona debería ser 'un espacio de interés social importante' y como tal, debería estar protegido.
Por otro lado, los comerciantes de la Praza de Abastos pusieron sobre la mesa del gobierno de la ciudad otras cuestiones, como la mejora de las instalaciones, renovando el suelo e instalando ascensores. También proponían la creación de una pasarela entre el puente de Progreso y la Praza de Abastos. Hasta el momento, según Emilio González, la propuesta todavía no ha sido respondida por los responsables municipales.
Ya fuera del mercado, los comerciantes proponen que los estacionamientos de zona ORA que lo rodean tenga un tiempo máximo de aparcamiento menor que en otras zonas de la ciudad -como unos 45 minutos- para facilitar una mayor rotación de los vehículos y, por lo tanto, que los clientes de la plaza puedan aparcar con mayor comodidad.
