Historias de un sentimental

El rico patrimonio y las variedades ourensanas del insulto en Galicia

Típica feria de Galicia.
photo_camera Típica feria de Galicia.
No todos son insultos, como señalaba Cunqueiro, sino modos hasta afectuosos, humorísticos o retranqueiros

Debemos al estudioso de estos temas, Angel Luis de Santos, uno de las más brillantes recapitulaciones del insulto en gallego; si bien, se han compilado esos usos de modo general, es bien cierto que entre los mismos existen gradaciones diversas, y que, según las ciudades y las provincias o los pueblos, existen variedades notables. En el Ourense rural es de lo más común que a una familia se la conozca por un hipocorístico o el nombre de un antepasado que lleva su casa. En concreto en Ourense, según las comarcas existen también variedades. No todos son insultos, propiamente, como señalaba Cunqueiro, sino modos hasta afectuosos, humorísticos o retranqueiros. Ya no se escuchan expresiones que en sí mismas no eran insultos, sino todo lo contrario, como garantuxeiro, es decir, el que se pasaba de galante con las mozas. Las palabras loamiñeiro y garatuxeiro, hoy de escaso uso, se refiere a los exagerados que ensalzan en exceso a los demás o se pasan de galantes con las mujeres.

El más común de los aldraxes es parvo, que según el tono puede ser hasta cariño. Pero en sí mismo quiere decir tonto. Pero pocos saben que la palabra se usa también en castellano, pero en otro sentido, como corto o pequeño. Común es asimismo langrán. De este modo se califica especialmente a los vagos por naturaleza. Hay que tener cuidado con la palabra tolleito, pues puede referirse a una persona con alguna minusvalía o herido como resultado de un percance; pero tiene otro significado de corto o persona de pocas luces y discurrir. Menos extendido aquí es la palabra baldreu, persona sucia. Más común es decir zalapastrán que viene a ser lo mismo, persona sucia y desarreglada. También zarrapastroso. Los de aquí prefieren decir directamente “porco”. Sí común es el decir barallocas, referida también a los políticos que hablan por hablar o a los que lo hacen sin sentido. En cambio, la palabra bule bule no es siempre negativa, y se puede referir a las personas que nunca paran quietas, o que tienen gran actividad en todos los sentidos. Es muy común en toda Galicia y tiene variedad de aplicaciones la palabra moinante. Se le puede decir a los excesivamente zalameros o a los especialmente astutos que aparentan o dicen lo que no son o sienten. Encaja mucho en el mundo de la política. Esta palabra está muy relacionada y coincide en el mismo sentido con la voz palabreiro. De la misma vecindad es la palabra panxolas, es decir, el que alcanza sus objetivos sin miramientos de modo torticero y cínico. Del mismo linaje es rexoubón, que se dice de los intrigantes y críticos de otras personas. Al mismo grupo corresponden las palabras trampuzas y rifeiro. La primera se refiere a las personas sin escrúpulos que andan en negocios sucios, y la segunda a los amigos de liarse en riñas o peleas.

La palabra cobarde o de poco valor tiene aquí dos modos de expresarse. El menor rudo es homiño, macaco, macaquiño (se dice “Hay homes, homiños, macacos e macaquiños”) pero más directo es caguiñas. A los que perseveran e insisten en creer que siempre tienen razón, aunque no sea cierto, se les suele calificar de cacholanes. La palabra chapón se usa menos que larpeiro. Y además de referirse al estudiante que se aprende todo de memoria, se emplea en algunas comarcas como comilón insaciable. Esos que están siempre de broma, aunque no siempre hacen gracia, tienen varias acepciones que van desde caralleiro a chocalleiro, es decir, que el que hace chocalladas o bromas inoportunas o que mete la pata. El loreta es en gallego aquel que es incapaz de cerrar la boca, que no sabe guardar un secreto o una confidencia. Es común en toda Galicia la palabra pailán, que se dedica tanto a las gentes de pocas luces y que no quieren aprender, son incultas y desconfiadas, generalmente. En cambio, se usa poco hoy la palabra pandego, que se refería a los que quieren estar de fiesta todo el día. En la costa se emplea mucho la palabra fazañeiro para los que presumen de sus acciones positivas, sean o no verdad. En Ourense se usa más contacontos. Al que no cuida su trabajo se le denomina farfallón. Cuando se topa uno con persona de buen humor que cae bien a los demás, suele ser positivo llamarlo carallán.

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