Pablo Vidal: "El ritmo de nuevos ingresos nos hace pensar que estamos ante la tercera ola"

La segunda ola del virus volvió a poner en jaque la actividad hospitalaria. Las Unidades de Cuidados Intensivos otra vez se repartieron entre pacientes covid -el pico en el CHUO alcanzó los 19 contagiados en estado grave- y otros que precisaron de atención en críticos. Pablo Vidal, intensivista de la unidad del hospital de Ourense, cuenta cómo han llevado estos últimos tres meses, mientras muestra su preocupación ante una posible tercera ola en la que nos podemos encontrar ya. ¿Cómo se ha vivido la segunda ola del virus en la UCI? Esta última fue un poco más larga que la primera, en esa pasamos en muy poco tiempo de no tener nada a que hubiese muchos pacientes ingresados en poco tiempo. Estos últimos meses la subida fue menos empinada, pero se prolongó más en el tiempo. ¿En qué momento se encuentran ahora? Yo creo que ya nos encontramos en la tercera ola. En los últimos días hemos tenido varios ingresos, cuando llevábamos por lo menos un mes sin tener ninguno. Por eso creo que ya estamos entrando en una tercera, antes de lo que esperábamos. Se adelanta al pronóstico de que llegaría en enero... Tenemos que ver la evolución estas semanas, pero tras un mes sin pacientes, que ahora empiecen a entrar nos hace pensar que ha llegado antes de lo esperado y se va adelantar a la Navidad. Parece que el virus sigue siendo muy contagioso y, el hecho de relajar las restricciones, se refleja pronto en el aumento de los casos. ¿Hubo alguna diferencia entre el tipo de pacientes de marzo y los de ahora? No, los pacientes son los mismos. Principalmente están en torno a 60 y pocos años en la medida de edad que padecen problemas respiratorios. La diferencias más grande es que en aquel momento todo fue más explosivo, en poco tiempo nos pusimos con 20 ingresados, y ahora vamos más poco a poco de una forma más prolongada. ¿Afecta esto más al estado físico y mental de la plantilla? La primera vez sabíamos qué iba pasar al ver lo que estaba ocurriendo en otros sitios, el aluvión llegaría y que las medidas del confinamiento domiciliario surtirían efecto. Ahora tenemos la perspectiva de que será con altos y bajos, alargándose durante meses y eso es lo que influye negativamente en el ánimo. No es lo mismo prepararse para trabajar un mes más de lo normal, que concienciarse de que será así a lo largo de varios meses. Nos encontramos a la expectativa de hasta qué cifra de pacientes se llega, a ver cómo nos organizamos y cuánto tiempo se mantendrá. Vemos que la única posibilidad real de poder controlarlo pasa porque la vacuna sea efectiva y eso también lleva tiempo. Someter al tratamiento a tantas personas no se hace en unas semanas y, aunque haya una buena predisposición por parte de la población a ponérsela, no es algo rápido. El comportamiento que adopte la población estas fiestas, ¿será determinante? La verdad es que, cuando salimos a la calle y ves cómo se comportan algunas personas, ya te esperas lo que puede ocurrir. Al final, lo que preveíamos para enero se adelanta. En general no se incumplen las normas, pero hacer vida normal cuando a lo mejor toca buscar un intermedio por lo que estamos viviendo. No debería ser necesario que nos prohibiesen hacer las cosas para evitar los contagios. Los casos de ahora son consecuencia de matanzas y del puente de la Constitución, entendemos que la gente quiere reunirse con su familia, pero es mejor no hacerlo un año y luego seguir con vida normal. ¿Qué pueden esperarse con la llegada de los meses de gripe? Hasta ahora no hemos tenido ningún ingreso por su causa. Normalmente la ocupación de UCI en los meses de invierno está por encima del 90% de forma habitual, por lo que asumir eso de base y añadirles los pacientes de coronavirus, nos preocupa. n